Un numeroso grupo de familias acudió anoche a Torreciudad en la víspera de la gran festividad de la Asunción de la Virgen. Vivieron con devoción y alegría una tradición iniciada hace bastantes años por veraneantes habituales en las cercanías del santuario: la «Ronda a la Virgen». Los universitarios de otras épocas se organizaban en grupos para estar con los compañeros enamorados bajo los balcones de sus amadas y cantarles canciones de amor: iban «de ronda». En esta ocasión, de lo que se trataba era de «rondar» a la Madre de Dios, una mujer también muy amada por todos los presentes.
El lado del altar al aire libre de la explanada hay una imagen de la Virgen de Torreciudad, y ahí se reunieron todos a las 21:00 h. para cantar canciones de amor humano que fácilmente se convierten en «coplas de amor a lo divino», tal y como le gustaba definirlas a san Josemaría Escrivá. Él inspiró a muchas personas este modo de rezar, aprovechando la música y las letras, porque pueden expresar muy bien el amor al Señor y a su Madre.
Las familias entonaron una gran variedad de canciones, muchas de ellas tomadas de las populares rondallas universitarias españolas. Un voluntario subió hasta la imagen y le puso una capa de tuno universitario, del mismo modo que hacían las rondallas con la señora de la casa ante la que cantaban para agradecerle su acogida.
El grupo entró después en el templo para terminar el acto con otras canciones y la tradicional «Salve rociera», que habitualmente sirve para poner punto final a la ronda, culminada con un largo y emotivo aplauso dedicado a la Virgen.