Pablo Vilarrubias tiene 34 años y es de Barcelona. Este fin de semana ha venido a Torreciudad con un grupo de jóvenes profesionales que acuden a las actividades organizadas por el Colegio Mayor Monterols de la Ciudad Condal para hacer un retiro espiritual. Todo un logro por lo que implica de autonomía personal y de capacidad para afrontar retos. «He estado hablando con la Virgen —nos cuenta—, a la que le tengo un gran cariño desde pequeño, y le he pedido especialmente por los sacerdotes de todo el mundo y por las almas del purgatorio, para que vayan directamente al Cielo».
Pablo tiene síndrome de Down, y gracias a la Fundación Talita estuvo hace unos meses con el Papa Francisco: «me impactó mucho el momento en el que el Papa me sonrió, me llegó al corazón». De ese encuentro guarda un recuerdo imborrable, y ahora se ha propuesto crecer en su amor a Santa María: «he visto claramente que me pide aumentar mi devoción a su advocación de Torreciudad, aquí hay una presencia suya muy especial».