Conclusiones de las I Jornadas sobre el Voluntariado celebradas este fin de semana por la ONG Cooperación Social. Los expertos reunidos en Torreciudad destacaron «la gran potenciación que ha experimentado el tejido social en nuestro país, con la existencia hoy de doce mil entidades sociales que abren un cauce muy variado a la colaboración».
«La urgente formación de los voluntarios, la visión de la solidaridad como un deber y no paternalismo, una mayor conciencia social en las empresas y en las escuelas, y la necesidad de que los mayores aumenten su participación en las tareas de voluntariado» son algunas de las conclusiones de las I Jornadas sobre el Voluntariado, celebradas este fin de semana por la ONG Cooperación Social. Los expertos reunidos en Torreciudad destacaron «la gran potenciación que ha experimentado el tejido social en nuestro país, con la existencia hoy de doce mil entidades sociales que abren un cauce muy variado a la colaboración».
La voz y el protagonismo de la Iglesia fue comentado por monseñor Omella, obispo de Barbastro-Monzón, que destacó «el papel de los 65.000 voluntarios de Cáritas y los 3.000 de Manos Unidas con 71 delegaciones en España». En las conclusiones se insiste en la «conveniencia de avanzar en la dimensión social de las empresas y sindicatos, ya que debemos superar las sociedades de conflicto y encaminarnos hacia las de cooperación, compaginando competitividad y solidaridad».
Las sesiones estudiaron el «Voluntariado en el siglo XXI, un servicio a la paz y a la Concordia». Entre otros participaron Alejandro Llano, catedrático de Metafísica, María Teresa Mogín, directora general de Asuntos Sociales del Ministerio de Trabajo; Juan Cotino, director general de la Policía; Enrique Martín López, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid; y Rafael Termes, académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Según los datos ofrecidos, la inmensa mayoría de los españoles se declara favorable a las acciones de solidaridad, «pero un porcentaje mínimo concreta esa disposición, sólo un 6 por ciento participa en algo concreto». La media de dedicación es de cuatro horas por semana, y entre los obstáculos destacan «la falta de tiempo y el desconocimiento de cauces y opciones».
Varios representantes dijeron gráficamente que «para ayudar no hace falta irse muy lejos ni cruzar el charco», en referencia a las necesidades de las grandes ciudades y barrios marginales de nuestro país. Según los ciento cincuenta participantes, representantes de 27 ONGs, «los voluntarios no sólo no quitan puestos de trabajo, sino que ayudan a detectar y descubrir necesidades de colectivos sociales. El voluntariado hace tareas que no son profesionalizables, como las labores de acompañamiento o resolver carencias afectivas». Aprovechar el auge de la conciencia solidaria en los jóvenes para comprometerles en la solución de los problemas sociales, es otro reto que se plantean las ONGs, que insisten en «la necesidad de la formación del voluntariado». Los asistentes pidieron a todas las organizaciones que trabajan en este sector «acciones concretas que busquen una auténtica formación en valores».