El organista vasco Pedro Guallar inauguró el pasado viernes el Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad (Huesca), reconocido certamen de música sacra que en su XIV edición incluirá, por primera vez, instrumentos melódicos (trompa, arpa y flauta de pan) en combinación con el sonido de los 4.072 tubos que disponen los dos órganos del templo mariano. Durante el repertorio, al que asistieron cerca de 150 personas, sonaron de obras de maestros como J.S. Bach, dos piezas del francés Lefébure-Welly, ‘la Suite modale’ del concertista belga Flor Peeters, para concluir la función con una obra propia titulada “Diferencias sobre un canto de peregrinos”, basada en los cantos medievales que declamaban los peregrinos en su camino hacia Santiago.
¿Que ha significado para usted participar en el Ciclo Internacional de Torreciudad?
PEDRO GUALLAR: Sin duda una emoción muy especial; porque desconocía el santuario y, luego, porque me ha servido para hablar a la gente a través de la música. Esta unión de música y entorno ha sido de una sensación verdaderamente especial. Le he confesado a Maite Aranzabal, directora del ciclo, que he tocado con una tranquilidad y una paz que anteriormente no había sentido en ningún otro lugar.
¿Ayuda la música sacra a establecer una relación más profunda con Dios?
PG: Es un puente, y las palabras con música llegan mejor al corazón. Tendríamos que introducir -si se me permite una opinión como organista litúrgico- algunas mejoras en los cantos de nuestra liturgia actual.
Se le nota satisfecho por la actuación…
PG: Tengo una gran satisfacción. El primer trabajo para un concertista es elegir un programa a su gusto, que pueda también satisfacer al público y que se adapte al instrumento: a su tamaño y al lugar. En todos estos puntos estoy muy satisfecho porque, además, he incluido una obra propia que habla de los peregrinos hacia Santiago, y éste viaje a Torreciudad se ha convertido también en una peregrinación.
El Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad es uno de los encuentros musicales más importantes en la categoría de música sacra ¿Están reñidos la calidad de los intérpretes y una cuidada selección de los repertorios con popularizar a este tipo de certámenes?
PG: Como ha dicho el Rector en la presentación del concierto hay que suscitar en la gente un mínimo de curiosidad, se trata de una hora de música y reflexión, dentro de un marco fantástico, frente a un retablo maravilloso. Por tanto, es cuestión de seguir insistiendo e invitar al público a vivir un momento de paz: No tengo ninguna duda de que la música nos hace a todos ser mejores personas, es algo más que comprobado.
¿Y que ha pretendido ofrecer al publico?
PG: Pues, distintos momentos musicales y contrastados. En general, los conciertos que ofrezco no gozan de una intensidad grande durante mucho tiempo, para mí es imposible. Digamos que introduzco ciclos en los que surgen momentos de emoción: a veces mediante un acorde, un silencio, un final, que no por ser el más fuerte es el que más llega al interior, sino buscando puntos mágicos. Para eso, uno tiene que trabajar y experimentar mucho consigo mismo.