En la festividad del Corpus Christi una fuerte tormenta ha impedido el paso lento de la solemne procesión por la explanada con el Santísimo Sacramento en la Custodia. Con la festividad del Corpus Christi, el santuario vive uno de sus días más importantes del año engalanándose, sacando a la explanada dos altares, para el paso lento de la solemne procesión con el Santísimo Sacramento en la Custodia. Pero este año una fuerte borrasca asentada durante todo el fin de semana sobre el cielo de Torreciudad ha impedido que los actos pudieran desarrollarse según el programa previsto, por lo que el desfile por el exterior se ha limitado a una ceremonia en el interior del templo mariano. La lluvia tal vez ha restado asistencia de fieles, que toman su decisión de acudir a última hora, pero a las 12h del mediodía, cuando ha dado comienzo la Santa Misa, la nave presentaba un lleno absoluto con familias y grupos de peregrinos y jóvenes llegados de Madrid, Zaragoza, Bilbao y Barcelona que desde hacía tiempo tenían determinado participar en los actos litúrgicos del Corpus Christi en Torreciudad.
Durante la homilía, Javier Mora-Figueroa, rector de Torreciudad, ha recordado que este año, a la luz de la última encíclica de Benedicto XVI -Salvados en la Esperanza-, se debía contemplar la Eucaristía descubriendo en ella un verdadero sacramento de esperanza para toda la humanidad y, de manera muy especial, para los más pobres y excluidos de los bienes necesarios. Tras la misa, brillantemente cantada por la Coral Oscense junto a los acordes del órgano interpretados por Maite Aranzabal, a las 13h, a los fieles ya presentes se han sumado otros muchos para seguir el cortejo que ha dado la vuelta por el interior de la iglesia, con el rector llevando bajo palio al Santísimo en la Custodia, hasta volver al altar mayor para impartir la bendición.