Los trabajadores que construyeron el santuario de Torreciudad a principios de la década de los 70 celebraron hoy el vigésimo quinto aniversario de su inauguración, que se cumplirá el próximo 7 de julio.
Más de doscientas personas asistieron a los actos, entre ellas el arquitecto Heliodoro Dols, el autor del retablo, Juan Mayné, y el arquitecto que dirigió los trabajos de restauración de la talla románica de la Virgen, Manuel González Simancas. La jornada conmemorativa del jubileo comenzó con un video y la bienvenida con una liturgia penitencial, junto a una visita a la Exposición fotográfica «Historia reciente de una antigua devoción». En la misa cantó la Agrupación Folclórica Municipal Ciudad de Barbastro y fue concelebrada por varios sacerdotes que han trabajado en el santuario, entre otros por dos antiguos rectores, José Luis Saura y Severino Monzó.
Los asistentes rescataron recuerdos y anécdotas durante el almuerzo celebrado en El Grado. Domingo Punter, de Teruel, se refirió su trabajo como artesano del azulejo, «que comencé a poner en la ermita en 1969, cuando en lo que hoy está el santuario sólo había unas lomas sin explanar». Jesús Bueno, hoy constructor en Lérida, recordaba su estancia entre 1969 y 1970, con su trabajo en cimentación y voladuras, «esto era una pedregada, un secarral». Fernando Garrido, ingeniero que trabajó en la estructura del edificio, lo recuerda como «un gran empeño, una etapa maravillosa, con este día gozoso, cuando no es normal que se acuerden de ti después de tantos años y te inviten a venir». José Espurz, de La Puebla de Castro, Ernesto Castarlenas, de El Grado, Mariano Bardají, de La Puebla, que fue de los primeros en la construcción, departieron con otros muchos hoy en Torreciudad, en una «jornada de acción de gracias a la Virgen», como dijo el binefarense José Luis Saura, primer rector.
Gerardo de Antonio, herrero de El Grado, recordó también su aportación a las obras, al igual que Juan Gallostra, que trabajó en las instalaciones eléctricas. El arquitecto Heliodoro Dols agradeció a los trabajadores «vuestra calidad profesional y humana» para levantar una obra que «principalmente ayuda a rezar», cuidando al máximo los detalles y las cosas pequeñas. Dols recordó el afán del beato Josemaría Escrivá para que «se cuidara el ambiente de oración y de sosiego», y también para que «la repoblación forestal y el respeto al medio ambiente se cuidaran desde el principio». Juan Mayné, catedrático de Bellas Artes en Barcelona y autor del retablo, recordó su incredulidad cuando lo vio terminado e instalado, junto a la utilidad del consejo que le transmitieron del beato Josemaría, en el sentido de que hiciera un retablo que con sólo mirarlo se hiciera oración. En los actos participaron también los trabajadores actuales del santuario, junto a proveedores, colaboradores del Patronato y medios informativos.