“Hay que ser valiente, trabajar en equipo y dar gracias a Dios”

15 de julio de 2008

Seis jóvenes belgas, Scouts de Europa, atraviesan andando el Pirineo para hacer, por primera vez, el trayecto Lourdes-Torreciudad. Barthélezmy, Joris y Pieter son tres de la media docena de jóvenes scouts belgas que han hecho historia, al recorrer andando, por primera vez, el trayecto que separa los santuarios de Lourdes y Torreciudad atravesando los Pirineos. Cuando apenas han pasado unas horas de su llegada a la meta se les nota exhaustos y todavía algo aturdidos, de una aventura de la que dicen que conocían el inicio pero sin imaginar su final.

Han sido 9 días de peregrinación, de los que cinco transcurrieron por territorio francés y cuatro en España, con caminatas cotidianas de entre siete y nueve horas. Aseguran que no ha sido algo extraordinario, pues han participado “en expediciones de mayor recorrido” pero que la dureza que no estaba en la distancia “a encontramos por el perfil de las etapas”, explica Barthélezmy. Ninguno había tenido antes una experiencia de este tipo, en montaña, “ya que estamos acostumbrados a caminar en llanuras con pequeñas colinas”. Además, reconocen que partieron sin haberse preparado adecuadamente “porque las semanas anteriores habíamos estado estudiando para los exámenes finales, sin tiempo para entrenamiento previo”.

Al poco de partir de Lourdes, en la localidad francesa de Gèdre, coincidieron con otro grupo de compañeros scouts franceses, que los acompañó durante los días de travesía por el país galo. “Para sobrevivir hay que tener mucho aliciente, trabajar en equipo y nosotros aprovechamos también para dar gracias a Dios”, reconoce Joris. Por su parte, Pieter desvela que la primera idea del grupo era haber hecho un campamento por Dinamarca, pero que estudiando las jornadas comprobaron que “era poco realista”. Por ello, pidieron asesoramiento a un buen amigo suyo, experto en travesías, “el sacerdote y scout Pierre François”, que les presentó una travesía que conectaba los santuarios de Lourdes y Torreciudad atravesando los Pirineos. “Fueron jornadas de pocos kilómetros –precisa Pieter- pero con muchas pendientes y grandes desniveles”. En esta primera estancia en Torreciudad han aprovechado “para descansar, visitar y rezar en el santuario durante tres días”. La presencia de otros jóvenes de su misma edad, participando en varias actividades en las cercanías del centro de peregrinaciones, les ha permitido también “entablar contacto con ellos”, y compartir “ratos de comida, tertulia e incluso ganas para disputarles un partido de futbito”.

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