Quito, Ecuador

La advocación mariana más importante de Ecuador llegó a Torreciudad el 10 de septiembre de 2005 gracias a la familia Tipantuña, que vive en Zaragoza, y organizó para la ocasión una peregrinación en la que participaron medio millar de ecuatorianos. La siguiente convocatoria tuvo lugar dos meses después, el sábado más cercano al 21 de noviembre, festividad de la Presentación de la Virgen, fiesta de la Virgen del Quinche, y se ha venido repitiendo cada año hasta la actualidad. Suelen acudir 3.000 personas procedentes de Aragón y Cataluña principalmente.
En Ecuador se celebra con una caminata que dura toda la noche anterior. En Torreciudad también empieza muy de mañana con una procesión desde el Crucero. Los actos más significativos son la bendición de coches, las confesiones, la misa y los bailes folclóricos que se suceden hasta las 17 h. Cada año asume la organización una familia -los priostes- que, entre otros pormenores, se ocupa de cambiar el traje. Los trajes anteriores pueden verse en la urna que está en la galería mariana. Es la peregrinación más multitudinaria que hay en Torreciudad después de la Jornada de la Familia.
INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN
La fiesta de la Virgen del Quinche, Patrona del Ecuador, se celebra el 21 de noviembre y sus devotos la llaman cariñosamente “la Pequeñita”. Algunas tradiciones refieren que a fines del siglo XVI la Virgen María se apareció a unos indios en una cueva y les prometió liberarlos de los osos que devoraban a los niños. Quinche proviene del quechua “Quin” que significa sol y “Chi” que quiere decir monte.
Por otro lado, el artista Don Diego de Robles talló una hermosa escultura de madera de la Virgen María con el niño en brazos y como los que se la habían solicitado no le pagaron, decidió dársela a los indios oyacachis, a cambio de unos tablones de cedro fino para sus trabajos. Los caciques quedaron asombrados cuando vieron la imagen mariana porque reconocieron en ella los rasgos de la Señora que se les apareció en la cueva. Se cuenta que el primer milagro se le concedió al propio Diego de Robles. Él volvió a Oyacachi para comprar más madera. Antes de cerrar el trato los oyacachenses le pidieron que hiciera un nicho para la imagen. Robles se negó a hacerlo gratis y regresó a Quito. Al cruzar el río Cariaco, su caballo lo tiró del puente. En la caída el escultor invoca a la Virgen su protección, al instante una rama lo sostiene. Colgado allí, tres nativos treparon al árbol para rescatarlo y lo escoltaron a Oyacachi. Poco antes de llegar los personajes desaparecieron sin dejar rastro alguno. Entendiendo su avaricia y la grandeza de la Madre construyó en agradecimiento el nicho. A partir de este hecho, la fama de la Virgen llegó a Quito, dando comienzo a una multiplicación de milagros que llegan al día de hoy.
La imagen mide 62 centímetros de alto y lleva hermosos ropajes. El rostro del niño Jesús evoca las facciones de los pequeños mestizos del lugar. El color de la Virgen es síntesis del alma del inca y del español. Fue coronada canónicamente en 1943 y su templo actual fue declarado Santuario Nacional en 1985.