Castellón, Comunidad Valenciana

El 11 de junio de 2016 una réplica de la Patrona de Castellón llegó a Torreciudad. Formaban parte de la peregrinación el Prior de la Basílica, el Coro de Barreros y varios sacerdotes de la diócesis. La peregrinación se organizó con motivo del 650º aniversario del hallazgo de la imagen, que tuvo lugar en 1366.
INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN
1366. Según el cronista, aquel mismo año, mientras un labrador llamado Perot (Pedro) de Granyana araba con sus bueyes, levantó una piedra junto a las raíces de un almez, bajo la cual apareció la imagen. La leyenda (no el cronista citado) cuenta que, tras el hallazgo, Perot llevó la imagen a la autoridad eclesiástica, que decidió conservarla en la iglesia parroquial, pero milagrosamente la Virgen habría vuelto a su lugar de origen. Habiéndose repetido el milagro varias veces, el pueblo entendió que era la voluntad de la Virgen que le fuera edificado un templo en el mismo lugar en que fue hallada. «Por determinación de los Jurados se le erigió una capilla en el sitio del hallazgo. Pues bien: esta imagen es la Virgen de Lidón». Según esta tradición, por haber sido encontrado bajo un almez (celtis australis), a partir de su fruto (almeza o, en valenciano, lledó), a esta imagen se la conoce en valenciano con el nombre de «Mare de Déu del Lledò». Tras el hallazgo de la imagen se construyó una capilla en el mismo lugar, que fue ampliada posteriormente tras el auge de la devoción.
El papa Pío XI proclamó el 8 de noviembre de 1922 a la imagen patrona de Castellón. Con este motivo la imagen es colocada en el pecho de una escultura de mayor tamaño, y comienza a ser vestida con ropajes y mantos bordados. La Virgen de Lidón es una pequeña estatuilla de alabastro de apenas 6 cm de altura. Es la parte superior (de caderas arriba) de una mujer, posiblemente por haberse roto y perdido la parte inferior. Además, posiblemente también por un golpe, en algún tiempo la cabeza se desprendió del tronco, y perdió toda casi la mitad izquierda de la cabeza; aunque la cabeza se ha vuelto a pegar, la mitad izquierda de su cara se ha perdido.
Aunque los rasgos de la imagen son poco perceptibles, se pueden notar «ojos hundidos, nariz de base ancha y gran prognatismo de maxilares. Brazos plegados y cruzados sobre el pecho, con mano derecha más corta y ocultada en parte debajo de la izquierda». Tan sutiles son los rasgos que antiguamente se creía que era «imagen desnuda»; sin embargo, en 1986, se determinó que está «vestida con una túnica de mangas largas». Actualmente la imagen está adornada por una corona, y dotada de una base y de un manto de oro que le cubre la espalda. Ante el peligro de profanación, el año 1936 la pequeña imagen fue llevada a la Iglesia de San Vicente Ferrer y se escondió en el campanario. Pasada la Guerra Civil fue devuelta a su ermita. Desde 1638 esta diminuta imagen se exhibe en una hornacina en el pecho de una imagen mayor de la Virgen, que le sirve de relicario. Esta pieza fue dañada durante la Guerra Civil pero pudo ser restaurada en 1972 y se conserva en el Museo de la Basílica. La imagen-relicario que hoy se venera en su camarín es obra de Tomás Colón, de 1940.