Nuestra Señora del Collado – Santisteban del Puerto, Jaén, Andalucía

 

Desde Santisteban del Puerto (Jaén) llegó, el 26 de junio de 2001, una peregrinación para dejar en Torreciudad un cuadro de esta advocación mariana.

 

INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN

Tras muchos siglos de dominación musulmana, fue conquistada Santisteban por Fernando III en 1226. Sus habitantes, después de estar tanto tiempo sometidos, empiezan a respirar con libertad y se van dedicando a procurarse una vida tranquila, disponiéndose a trabajar para comenzar una etapa de paz y prosperidad para el pueblo. Las gentes de aquellas pocas casas pegadas a la ladera del Castillo de San Esteban, van saliendo en busca de límites más anchos y van dando comienzo al cultivo de las tierras más próximas a la población, y que tanto tiempo habían permanecido estériles. Era el mes de abril del año 1232, cuando el labrador Esteban Solís Palomares comenzó a labrar el escaso pedazo de tierra que poseía en un pequeño collado no muy lejos del pueblo. Un día, exactamente el 26, y cuando más afanado estaba en su tarea, notó que las mulas que tiraban del arado hacían grandes esfuerzos para arrancar de la tierra algo muy pesado. Esteban las hostigó, y ellas, en un supremo esfuerzo, levantaron una gran porción de terreno de entre la que salió una campana. El hombre se volvió extrañado ante aquello, y al limpiar de tierra y piedras la voluminosa campana, pudo ver en su interior una imagen. Era una talla de la Virgen ante la que Esteban, sobrecogido de emoción, se arrodilló.

Las mulas, quizás extenuadas por el esfuerzo, cayeron así mismo ante la campana, cosa que Esteban atribuyó a un milagro, y así, hombre y animales estuvieron largo rato. Una vez repuesto Esteban de su profunda emoción, sacó la Imagen de su escondrijo, y dejando allí a las mulas uncidas al arado, se encaminó hacia el pueblo, seguido por la gente que al ver aquello marchaba tras él, iniciándose así la primera procesión de la Virgen, a la que seguirían tantas y tantas procesiones a lo largo de los siglos. Al llegar Esteban al Concejo con su preciada carga, contó a las autoridades el suceso, y entre todos y con gran solemnidad depositaron la Imagen en las Salas Capitulares y siendo adorada por todo el pueblo, que enterado del acontecimiento, fue acudiendo allí. Autoridades y clero del pueblo celebraron aquel mismo día una sesión pública en la que acordaron que, en primer lugar, y teniendo en cuenta el sitio del hallazgo se llamara de allí en adelante Virgen del Collado, que se dieran comienzo cuanto antes las obras de construcción de una ermita en el mismo lugar donde estuvo la campana enterrada y que se tomara como Patrona del pueblo.