Nuestra Señora de la Luz – Tarifa, Cádiz, Andalucía

 

Un grupo de peregrinos de la localidad gaditana de Tarifa trajo esta imagen de su Patrona el 21 de marzo de 2001.

INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN

La devoción e iconografía de la Virgen de la Luz va a contar con diferentes interpretaciones, y ello se refleja en numerosas variantes, aunque todas giren sobre la principal. Va a ser considerada como “Luz y guía” del caminante y del viajero, del enfermo en su camino hacia la muerte (“el buen morir”), como “Luz y sabiduría” y como “Sol de justicia” o “luz de buen gobierno”. La Virgen de la Luz adquiere su propia naturaleza al ser representada con una vela en sus manos a la vez que sostiene al Niño Jesús en la otra. Esta representación se vincula a la presentación de Jesús en el templo, durante la cual Jesús es proclamado por el anciano Simeón “luz para iluminar a las naciones”. De ahí que también se vincule con su origen litúrgico, la fiesta de la Candelaria o de la Purificación. Ello provoca una confusión en la representación iconográfica, no diferenciándose en ciertas ocasiones de forma “nítida” la representación de la Luz de la Candelaria en sí.

Reside habitualmente en su santuario, en la Dehesa de Caheruelas a 8 km de Tarifa. Durante el mes de septiembre, la Virgen se encuentra en Tarifa en la Iglesia Mayor de San Mateo, donde se le celebran sus cultos. En Tarifa, la advocación y devoción de Nuestra Señora de la Luz surge vinculada a la batalla del Salado (1340), en forma de auxilio al rey Alfonso XI. En dicha contienda comenzaba a caer la tarde, viendo el monarca como llegaba la penumbra y como ello perjudicaba a sus tropas, que comenzaban la persecución de las musulmanas. De esta manera invocó la ayuda de la Madre de Dios: ¡Señora, Luz, más Luz! ¡Señora, Luz, más Luz! El campo de batalla se llenó de resplandores concediéndole lo pedido al rey. Este acontecimiento provocaría el origen “lumínico” del nombre de la advocación. En agradecimiento se construiría la ermita o santuario para venerar la imagen, muy cerca de donde se produjo la famosa batalla. Intercesión en la epidemia de peste de 1649 y en la de cólera de 1854.

Ante épocas de sequía se traía al pueblo la imagen en las conocidas prerrogativas. Se le pedía lluvia para que los campos pudiesen dar sus frutos, ya que Tarifa es un pueblo eminentemente agrícola y pesquero. Por la intercesión de la Virgen estuvo lloviendo varios días y los campos se recuperaron de la sequía que los azotaba. Notable fue también la intercesión de la Virgen durante el asedio francés en plena Guerra de la Independencia. Ante la inminente derrota de las tropas que defendían la Plaza de Tarifa, subieron a la Virgen de la Luz a la muralla donde, al ser implorada su protección, cayó gran cantidad de agua sobre el campo de batalla durante varios días hasta el punto que se desbordó el arroyo que atravesaba la ciudad. Este hecho inundó el lugar donde los franceses tenían organizado el ataque a la ciudad, muriendo ahogados muchos de ellos que optaron por retirarse ante la imposibilidad de continuar el asedio . Famoso es el dicho popular a la Virgen “Que con su protección y su gracia, Tarifa está más segura, que con todas sus murallas”. De autor anónimo, los primeros datos ciertos de la cofradía de la Virgen de la Luz podrían remontarla documentalmente hasta el año de 1550, encuadrándose por tanto dentro de la época renacentista.