Lora del Río, Sevilla, Andalucía

Un grupo de peregrinos depositó en el santuario, el 13 de octubre de 2007, una réplica de la Virgen de Setefilla, venerada en Lora del Río (Sevilla).
INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN
La tradición del pueblo loreño acerca de la aparición de la Sagrada Imagen de su Patrona ocupa actualmente un puesto insignificante, al haber sido superada en los últimos años por la investigación histórica. Esto no quita que la leyenda en que se basa, creada por el pueblo con una gran dosis de fantasía y transmitida de generación en generación, haya tenido la virtud de haber conservado durante siglos el fervor y la devoción setefillana. Se dice que la Sagrada Imagen estaba oculta junto a un pozo o fuente del poblado de Setefilla y que había sido escondida allí en tiempos remotos que a poco de ser Setefilla reconquistada por los cristianos, la Imagen se apareció o fue encontrada por un pastor. También nos relata la leyenda que se quiso levantar una ermita para darle culto en un lugar distante, pero que la Imagen aparecía una y otra vez en el lugar donde se había manifestado, hasta que por fin se levantó en su honor la iglesia de Setefilla, junto al lugar donde la imagen había estado oculta.
Es evidente, pues, que la leyenda sigue exactamente los motivos que aparecen en otros relatos de invenciones de imágenes a lo largo y ancho de toda nuestra Península en la Baja Edad Media: el pastor, la imagen oculta y revelada milagrosamente, la resistencia de ésta a ser trasladada lejos del lugar, etc. Que estos mismos rasgos se repitan y fuesen atribuidos a las imágenes veneradas en las diversas localidades, se debe principalmente a los romances bajo-medievales sobre Nuestra Señora, de amplia difusión, que fueron la base de la tradición oral popular creada alrededor de cada santuario mariano. Y el de Setefilla no escapó a esta corriente. La tradición oral setefillana, no obstante, parece que empezó a tomar cuerpo en la primera mitad del siglo XVI, cuando la devoción a Nuestra Señora Santa María de la Encarnación, de Setefilla, tenía preponderancia sobre las demás advocaciones marianas de la comarca, reforzándose con la leyenda la fama de milagrosa que por entonces ya tenía la Imagen.