Valencia, Comunidad Valenciana

Réplica que recuerda la segunda salida de la Geperudeta fuera de los límites de Valencia, con motivo del IX Centenario de Torreciudad, en multitudinaria peregrinación que presidió el Arzobispo, Mons. Roca Cabanellas. Tuvo lugar el 14 de octubre de 1984.
INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN
El 24 de febrero de 1409, el padre Jofré se dirigía a la catedral y presenció el maltrato a un enfermo mental en una calle de Valencia próxima a Santa Catalina. En ese momento se opuso al maltrato y se interpuso entre agresores y agredido. Se creía que los dementes eran presos del demonio, por eso el maltrato. El Padre Jofré protegió y se llevó al hombre a la residencia mercedaria, donde le dio cobijo y dispuso que le curasen las heridas. A instancias del Padre Jofré, los valencianos decidieron hacer posible la construcción del primer manicomio del mundo que albergara a personas en esa condición.
El origen de la devoción a la Virgen de los Desamparados está íntimamente unida al nacimiento en 1410 del primer hospital de locos del mundo, conocido como «Hospital de Ignoscents, Folls e Orats». La institución hospitalaria fue puesta bajo el patronato de la Virgen María. La Virgen de los Desamparados recibe el nombre cariñoso de la «geperudeta» (lease cheperudeta), cuya traducción al castellano sería jorobadita. Ello obedece a una ligera inclinación hacia adelante que le hace parecer tenga una pequeña joroba en la espalda. La imagen iría tomando con el paso del tiempo el nombre de «Nostra Dona Sancta María dels Ignocents» al que se añadía en ocasiones también «dels folls» (locos), pero en 3 de junio de 1493 por un Real Privilegio del rey Fernando el Católico se decidió que a partir de ese momento la imagen fuera intitulada como «Nostra Dona dels Desamparats».
Según una tradición piadosa, la imagen de la Virgen de los Desamparados la hicieron los ángeles. Esta nos cuenta como la Cofradía del Hospital solicitó al padre Jofré les proporcionase una imagen representativa de la Cofradía y del Hospital. En esas circunstancias tres peregrinos se presentaron a fray Gilabert Jofré y se ofrecieron a esculpir la imagen en tres días. Estos sólo le pidieron que les dejaran un lugar para trabajar y que nadie les molestara mientras durara el trabajo. Los peregrinos se instalaron en una pequeña capilla (la actual Capilla del Capitulet) y cumplido el plazo, al cuarto día, se presentó el fraile en la capilla y no encontró a los peregrinos que habían desaparecido pero quedaba la imagen de la Virgen que habían tallado. El pueblo enseguida interpretó que los peregrinos eran ángeles y que la imagen «els feren els àngels».