Candelaria, Tenerife, Canarias

Presentada por una peregrinación de estudiantes canarios el día 1 de mayo de 1994, durante los actos de celebración de la Jornada Mariana de los Universitarios.
INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN
La Patrona de las Islas Canarias (España) es la Virgen de Candelaria. Dicha imagen mariana se venera en la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria (en el municipio de Candelaria, en la isla de Tenerife). Fue declarada Patrona Principal del Archipiélago Canario por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos del 12 de diciembre de 1867 y coronada canónicamente el 13 de octubre de 1889. Ya en 1599 había sido declarada Patrona de Canarias por el papa Clemente VIII. Nuestra Señora de la Candelaria es una advocación mariana de la Iglesia católica. Su imagen se encuentra en el camarín de la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, en el municipio de Candelaria en Tenerife (Islas Canarias, España). La imagen es venerada en el archipiélago canario, especialmente en la isla de Tenerife (lugar de su aparición), donde es conocida popularmente como La Morenita, debido a que se la clasifica en el grupo de Vírgenes negras. Es la Patrona de Canarias, siendo por tanto una de las Patronas de las Comunidades Autónomas de España. La Virgen de Candelaria es conocida como el «tesoro más grande» del archipiélago canario”.
La historia de esta advocación está unida íntimamente a la historia de las Islas Canarias, especialmente de la isla de su aparición, Tenerife. No hay acuerdo sobre el año de la aparición, pero la opinión mayoritaria es que apareció en la desembocadura del barranco de Chimisay, en el municipio canario de Güímar, 95 años antes de la conquista de Tenerife, es decir aparecería del 1392 al 1401. Es por tanto la primera aparición mariana de Canarias. Fray Alonso de Espinosa describió la historia en 1594. Según la leyenda relatada por Fray Alonso de Espinosa, iban dos pastores guanches a encerrar su ganado a las cuevas cuando notaron que el ganado se remolinaba y no quería entrar. Buscando la causa miraron hacia la desembocadura del Barranco de Chimisay y vieron sobre una peña, casi a la orilla del mar, la figura de una mujer que creyeron animada. Como estaba prohibido a los hombres hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas para que se retirase a fin de que pasase el ganado. Pero al querer ejecutar la acción, el brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su cuchillo. Pero en lugar de herirla, quedó herido el mismo. Asustados, huyeron los dos pastores a Chinguaro, la cueva-palacio del mencey Acaymo, para referirle lo acontecido. El mencey acudió con sus consejeros. Ella no respondía pero nadie se atrevía a tocarla. El mencey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos quienes la recogieran para llevarla al palacio. Ellos, al contacto con la imagen, quedaron sanados. El mencey comprendió que aquella mujer con un niño en brazos era cosa sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después de un trecho, por el peso, necesitó pedir socorro. Es así que en lugar de la aparición hay hoy día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió socorro, un santuario a Nuestra Señora del Socorro.
La llevaron a una cueva cerca del palacio del rey hoy convertida en capilla. Más tarde un joven llamado Antón Guanche, que había sido tomado como esclavo por los castellanos y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. Él, habiendo sido bautizado le relató al mencey y a su corte la fe cristiana que él sostenía. Así llegaron a conocer a la Virgen María como «La Madre del sustentador del cielo y tierra» (Guanche: Axmayex Guayaxerax Achoron Achaman o Chaxiraxi) y la trasladaron a la Cueva de Achbinico (detrás de la actual Basílica de Candelaria) para veneración pública.
En 1497 el Adelantado de las Islas Canarias Alonso Fernández de Lugo, celebró en la Cueva de San Blas la primera Fiesta de las Candelas, coincidiendo ésta con la Festividad de la Purificación de la Virgen. Considerado este acontecimiento, como el inicio de la devoción cristiana a la advocación mariana de La Candelaria.