“Esta Cruz conmueve los corazones”

14 de junio de 2011

Así se expresó en su homilía el obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Mons. Alfonso Milián, durante los actos de acogida de la Cruz y del Icono de la Virgen de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, con el Papa en Madrid en el mes de agosto.

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La Cruz y el Icono de la Virgen de la JMJ en Torreciudad

El Obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Mons. Alfonso Milián, presidió la mañana del 14 de junio en el santuario la acogida de la Cruz y el Icono de la Virgen María que recorren estos días las diócesis españolas como preparación para la próxima Jornada Mundial de la Juventud con el Papa en Madrid en el mes de agosto. Jóvenes de distintos puntos de Aragón, Madrid, Navarra y País Vasco participaron en los actos organizados por la Delegación Diocesana de Pastoral Juvenil, que tomaba el domingo el relevo de la Cruz desde la ciudad de Córdoba.

Los jóvenes participantes, tras una oración preparatoria, llevaron en procesión por los soportales de la explanada la Cruz y el Icono mientras se escuchaba el Himno Oficial de la JMJ. Al llegar al interior del templo comenzaron una vigilia de oración en la que rezaron el antiguo y tradicional himno Crux fidelis (Cruz fiel), y veneraron la Cruz mientras el coro del Colegio Mayor Mendaur de Pamplona interpretaba varios cánticos litúrgicos.

El rector de Torreciudad, Javier de Mora-Figueroa, reflexionó sobre el sentido cristiano del misterio del dolor humano, y recordó que fue en 1984 cuando el actual Beato Juan Pablo II regaló esa Cruz de 3,80 m. de altura a los jóvenes con ocasión de la primera JMJ, y que en 2003 añadió el icono de la Virgen en su advocación de “Salus Populi Romani” (Salud o salvación del pueblo romano), para completar simbólicamente la dimensión mariana de la redención. Ambos han recorrido el mundo entero, especialmente algunos lugares donde el sufrimiento humano se ha hecho más patente.

A continuación los jóvenes participaron en la Eucaristía, solemnizada por el coro Mendaur. En su homilía Mons. Milián subrayó que “esta misma Cruz, que ha estado en todos los continentes, ha conmovido los corazones de tantas personas, que se han identificado con el discípulo amado al pie del Calvario, y que han recibido como él a María como Madre. Todos somos profundamente queridos por el Señor, y el beso de veneración que habéis dado a la Cruz, estad seguros, Dios nos lo devuelve multiplicado y lleno de vida y de amor”.

 

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