Aunque el templo ya había cerrado, este matrimonio de Zaragoza no ha querido perderse la estupenda experiencia de pasear a última hora del día por la explanada, disfrutar del paisaje al atardecer y rezar ante la réplica en bronce de la Virgen de Torreciudad que se encuentra junto al altar al aire libre, en la confluencia final de los soportales norte y sur.