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Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo. Es, en medio de las cosas más materiales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres.

(San Josemaría Escrivá, Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, 113).

Buscar la santidad en la vida ordinaria

El Opus Dei fue aprobado en 1941 por el obispo de Madrid, y en 1947 por la Santa Sede. Desde 1982 es una Prelatura personal, figura jurídica que permite el desarrollo de tareas pastorales específicas, y que forma parte de la estructura jerárquica de la Iglesia. Las prelaturas personales pueden estar compuestas por laicos y clérigos que, bajo la autoridad de un prelado, llevan a término la misión propia de la prelatura.

Las personas del Opus Dei procuran, con su ejemplo y su palabra, acercar a Dios a sus amigos, colegas, parientes… Esta labor apostólica redunda en beneficio de las parroquias y de las iglesias locales: los frutos son conversiones, una práctica más asidua de los sacramentos, la difusión del Evangelio, iniciativas de solidaridad con los más necesitados, colaboración en catequesis, etc.

Todos los bautizados son llamados a seguir a Jesucristo, a vivir y dar a conocer el Evangelio. La finalidad del Opus Dei es contribuir a esta misión evangelizadora de la Iglesia Católica. Algunos rasgos del espíritu del Opus Dei son:

Filiación divina: desde su bautismo un cristiano es hijo de Dios. La formación que proporciona la Prelatura promueve en los fieles cristianos un vivo sentido de su condición de hijos de Dios, y les ayuda a conducirse de acuerdo con ella: fomenta la confianza en la providencia divina, la sencillez en el trato con Dios y con los demás.

Vida ordinaria: «En medio de las cosas más materiales de la tierra es donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres», decía san Josemaría Escrivá. La familia, el matrimonio, el trabajo, son oportunidades de tratar y de imitar a Jesucristo, procurando practicar las virtudes humanas y cristianas.

Santificar el trabajo: buscar la santidad en el trabajo significa esforzarse por realizarlo bien, con competencia profesional y con sentido cristiano, es decir, por amor a Dios y para servir a los hombres.

Oración y sacrificio: los medios de formación del Opus Dei recuerdan la necesidad de cultivar la oración y la penitencia propias del espíritu cristiano. Los fieles de la Prelatura asisten diariamente a la santa Misa, dedican un tiempo a la lectura del Evangelio, acuden con frecuencia al sacramento de la penitencia y fomentan la devoción a la Madre de Dios.

Unidad de vida: el fundador del Opus Dei explicaba que el cristiano no ha de «llevar una especie de doble vida: la vida interior, la vida de relación con Dios, por un lado; y por otro, diferente y separada, la vida familiar, profesional y social». Por el contrario, señalaba san Josemaría, «hay una única vida, hecha de carne y de espíritu, y esa es la que tiene que ser –en el alma y en el cuerpo– santa y llena de Dios».

Libertad: los fieles del Opus Dei son ciudadanos que disfrutan de los mismos derechos y están sujetos a las mismas obligaciones que el resto de los ciudadanos, sus iguales. En sus actuaciones políticas, económicas, culturales, etc., obran con libertad y responsabilidad personales, sin involucrar a la Iglesia o al Opus Dei en sus decisiones ni presentarlas como las únicas coherentes con la fe. Esto implica respetar la libertad y las opiniones ajenas.

Caridad: los cristianos son testigos de Jesucristo y difunden su mensaje de esperanza entre parientes, amigos y colegas, con el ejemplo y con la palabra. Ese afán por dar a conocer a Cristo es inseparable del deseo de contribuir a resolver las necesidades materiales y los problemas sociales del entorno.

Más información:
www.opusdei.org