Un centenar de personas procedentes de Val d´Aran participaron este fin de semana en la peregrinación Torreciudad, con el objetivo de venerar y dejar una réplica de la patrona Nuestra Señora de Mijaran.
A partir de hoy, los araneses tienen en el Altoaragón un punto de encuentro para venerar a su patrona. Las ofrendas, una visita guiada por el santuario, la Eucaristía y el rezo del rosario fueron algunas de las actividades centrales de la peregrinación.
Tras dos horas de viaje, los devotos de la Virgen acompañaron en procesión a la talla por la explanada del santuario, mientras la veneraban con cantos marianos. En el interior, los fieles dejaron la talla a los pies del altar para proceder a las ofrendas. A continuación, Pepita Caubet hizo la presentación con la lectura de una poesía y, después, el rector del santuario, les dio la bienvenida y animó a “vivir profundamente vuestra estancia en Torreciudad, en este Año del Rosario, y en este lugar que San Josemaría promovió para facilitar la conversión de muchas almas”. Varios sacerdotes atendieron durante toda la jornada la cripta de confesonarios.
A última hora de la mañana, Josep Amiell y José Quella, párrocos de la diócesis de Urgell, concelebraron la Eucaristía. A lo largo de la ceremonia, se pidió especialmente por el Obispo, monseñor Joan Enric Vives, y por las vocaciones sacerdotales. Tras la conmemoración, Luis Jaureguízar, organizador del programa, afirmó: “Estoy muy conmovido por la respuesta del pueblo ante nuestra Patrona”. Del mismo modo, Pepita Caubet, apuntó: “Es como estar en el cielo”.
Uno de los momentos más especiales llegó por la tarde, durante el rezo del rosario. Con la réplica a hombros, abuelos y niños, padres y madres, junto a otros grupos de peregrinos, participaron en la procesión por la explanada para rendir un homenaje a la Virgen de Mijaran. Alrededor de 400 personas siguieron la talla para incorporarse, finalmente, a la bendición con el Santísimo. María José Arró, coordinadora del viaje, se mostró satisfecha porque “era la primera vez que veníamos y he visto a la gente muy contenta”.
Joaquín, padre de familia, señaló que “hemos estado muy bien, porque se podía rezar tranquilamente y, sobre todo, porque se ha confesado mucha gente”. Ana María y Martina, dos feligresas, explicaban que “volveremos para rezarla con toda devoción, porque sabemos que a la Virgen, aquí, se le cuida muy bien”.