Antonio María Ramírez acaba de publicar en Ediciones Rialp su tercer libro sobre espiritualidad, fruto de la experiencia acumulada en su labor pastoral como consejero y predicador de cursos de ejercicios espirituales que dirige en el Santuario de Torreciudad a centenares de laicos, procedentes de toda clase y condición.
Después de sus anteriores éxitos ‘Meditación ante el retablo de Torreciudad’ y ‘La Eucaristía’, su nueva obra ‘Comprometerse, un plan de vida espiritual’ introduce al lector gradualmente en el sentido y el modo de aprovechar las distintas prácticas de piedad que integran un plan de vida espiritual.
Ramírez aporta las claves de lo que significa el compromiso con Dios en el día a día, a llevar una vida cristiana cumpliendo una serie de obligaciones profesionales, familiares y sociales, haciéndolas compatibles con unas prácticas de piedad diarias que, a lo largo de los siglos, han ido cobrando peso específico por sus abundantes frutos de formación y de santidad.
P: Empieza el libro diciendo que la amistad con Dios es santidad ¿qué es par usted la amistad con Dios?
R: He aprendido que es amor mutuo con intercambio de bienes. Dios me da vida y yo intento no vivir a mi manera, sino a su manera, y sé que esto hace feliz.
P: Por lo tanto, es algo más que hacer cumplidos
R: Es tener los afanes y los sentimientos del Señor. Ojalá tuviera su ternura y su misericordia para amar y perdonar.
P: ¿La amistad con Dios acarrea obligaciones?
Sí muchas; como acabo de decir tener misericordia, saber perdonar, darse a los demás, ser en mi sitio ejemplo, de que estar cerca de Dios es estar más cerca de los demás y servirles. También saber pedir perdón con elegancia y sencillez
P: “El hombre es libre en la medida que sabe contraer compromisos” ¿ No es una contradicción?
R: Para ayudar a los demás, para ser un individuo (o una persona) que se siente solidario con las preocupaciones de otros, no puedo ser esclavo del éxito, del aplauso; esclavo de que los demás aprueben mi conducta; esclavo de la eficacia. Necesito ser libre para ser útil.
P: Si Dios es infinito, hasta dónde se puede llegar a conocerle
R: Dios nos quiere a todos, por eso el límite es no dejar que nadie me moleste, que nada me perturbe, que trabaje para el bien de los demás.
P: ¿Qué es para usted un plan de vida espiritual?
R: Es un mínimo de orden, de prioridad en mis afectos y en mi dedicación, en mi esfuerzo.
P: Muchas personas prefieren dirigirse a Dios de forma espontánea y no rezar siempre las mismas oraciones
R: Si yo fuera poderoso en buscar la verdad y en amar el bien, no necesitaría un orden o un esfuerzo de vida. Podría en cualquier momento hacer lo que los demás esperan; como soy débil me apoyo en las “muletas” de un orden, de un deber que me ayuda en mi pequeñez. También, como a cualquiera, me salen espontáneamente ocasiones para manifestar afectos, y otras para pedir perdón.
P: ¿Cómo hacer para no cansarse a la hora de cumplir siempre con el mismo plan de vida?
R: Es verdad que somos débiles en perseverar en el bien. Está en eso una de las causas del mal, la otra es la ignorancia. Hay pues una fuerte razón para no dejar mis deberes; me lo exige el respeto y la honradez; no puedo dejar de aportar algo al bien de la sociedad.
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Comprometerse, un plan de vida espiritual se vende en la Oficina de Información del Santuario de Torreciudad
Precio: 11,50€
Tfno: 974 304025
E-mail: info@torreciudad.org