Nos ayudan seminaristas de varios países

29 de July de 2024

Durante el periodo estival recibimos (y agradecemos mucho) la ayuda de varios seminaristas que aprovechan parte de sus vacaciones para pasar un tiempo en el santuario, adquiriendo experiencia pastoral con la mirada puesta en su futuro ministerio en la Iglesia. En la imagen, de izquierda a derecha, Pedro, Ramón, Avitus, Agustín, Noel y Paul Vincent. Estos jóvenes colaboran desempeñando distintas tareas relacionadas con el culto y la atención a los visitantes de Torreciudad.

Pedro Martínez es originario de la población albaceteña de La Roda, tiene 23 años y va a comenzar el primer curso de Filosofía en el Seminario diocesano de Cuenca. «Me conmueve profundamente el gran número de familias que vienen a Torreciudad, con tanta devoción, especialmente para ofrecer sus hijos a la Virgen María —subraya Pedro—. Esta experiencia me hace sentir de modo nuevo el amor maternal de María, no solo hacia Jesús, sino también hacia todos nosotros, que la vemos como nuestra Madre».

Pedro mientras prepara los ornamentos litúrgicos para la celebración de la misa

También en el seminario de Cuenca estudia Ramón Andújar, de la misma edad que Pedro y natural de San Clemente (Cuenca). Cursa 2º de Teología y explica que «entre las muchas cosas que me han impresionado de este santuario, recalcaría dos de ellas: el verdadero espíritu de santificación del trabajo que se respira entre sus trabajadores y las personas que atienden a los visitantes, y la esperanza y el testimonio que transmiten la gran cantidad de familias con sus hijos y de jóvenes, en un mundo que parece haberse olvidado de Dios y de su Santísima Madre».

Ramón coloca en el copón las obleas de pan que serán consagradas en la eucaristía

Avitus Mujuni tiene 24 años, procede de la diócesis de Bukoba, en Tanzania, reside en el Seminario Internacional Bidasoa de Pamplona y cursa 3º de Teología en las facultades eclesiásticas de la Universidad de Navarra. «Aquí llegan peregrinos de todas las partes del mundo, y son un testimonio de la universalidad y catolicidad de la fe —subraya Avitus—. Las jornadas y actividades en este santuario son realidad gracias al trabajo de tantas personas que muchas veces quedan desconocidas». A la hora de valorar su experiencia, afirma que «estar aquí y poder contribuir a esa labor, aunque sea poco, para mí es un honor, un recuerdo y una gracia muy especial. Porque no solo sale uno de aquí con nuevos conocimientos, sino sobre todo con el consuelo de la intercesión de la Virgen. Por eso doy muchas gracias a la Virgen y a todo el equipo de Torreciudad».

Avitus se dispone a colocar en el altar los candelabros para la bendición solemne con el Santísimo

Agustín Chaicovsky proviene de la diócesis de San Roque, Argentina. Tiene 28 años, estudia 5º de Teología en Roma, en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, y reside en el Seminario Internacional Sede Sapientiae. Desde su punto de vista, ««Para mí está siendo una experiencia única —comenta Agustín—, puedo conocer la devoción y piedad con la que se acercan los fieles a rezar, pedir y agradecer a la Madre de Dios tantos favores recibidos en su advocación como Virgen de Torreciudad. Veo que muchos acuden sorprendidos por la belleza arquitectónica del santuario, la galería de imágenes de la Virgen procedentes de tantos lugares del mundo, el bello retablo que inspiró a su escultor san Josemaría… Y me sumo también como peregrino —añade— para dar gracias a Dios por esta oportunidad, tan buena y gratificante, con el corazón lleno por esta experiencia pastoral recibida de parte de Dios».

Agustín durante una de las lecturas de la misa

Noel Lanticse es compañero de curso y de seminario de Avitus. Originario de Davao (Filipinas), entre sus muchas habilidades se encuentra la de saber acompañar al órgano las celebraciones litúrgicas. Está muy contento de poder tocar en el gran órgano de Torreciudad y admirado de sus amplias posibilidades.

Noel toca el órgano durante una de las celebraciones litúrgicas

Finalmente, y compañero también de Avitus y de Noel, tenemos a Paul Vincent Alonzo, natural de Bicol (Filipinas). Tiene 23 años y estos días le han ayudado a comprender mejor que «el sacerdocio también es una llamada a vivir plenamente la devoción a nuestra Santísima Madre María, me llevo esa vivencia en el corazón».

Paul Vincent durante una visita guiada a un grupo de visitantes

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