«Torreciudad, mi refugio en la distancia»

4 de août de 2025

Cuando vino por primera vez a Torreciudad, Sylvia nos dejó su testimonio grabado en vídeo, explicando lo que habían supuesto para ella las retransmisiones de la misa en directo desde el santuario durante la pandemia, mientras vivía confinada en Chicago. Ahora ha querido reflejar por escrito esa experiencia y la de sus posteriores estancias en Torreciudad:

Me reencontré con Torreciudad en uno de los momentos más duros de mi vida. Lejos de casa, sola, en plena pandemia, rodeada de incertidumbre y silencio… tenía todas las razones para sentir una soledad que dolía. Esa soledad que te hace preguntarte: ¿por qué?, ¿por qué a mí?, yo no elegí esto…

En medio de ese vacío, buscaba cómo acercarme más a Dios. Echaba tanto de menos mis misas diarias… necesitaba sentirme abrazada por Él. Entonces pensé: internet tiene todas las respuestas, y lo que encontré no fue una página cualquiera, fue un hogar: Torreciudad.

Allí, desde la distancia, descubrí el santuario, su gente, sus rostros, su acogida… y algo cambió. A más de 9.000 km de mi tierra, de mi familia, me sentí en casa. No me sentí sola. Nuestra Madre me había encontrado. Desde ese día, Torreciudad se convirtió en mi refugio, mi paz, mi lugar seguro.

Le hice una promesa: que cuando pudiera volver a España, lo primero que haría sería ir a verla. Y así fue. En mayo, el mes de María, reuní a dos de mis mejores amigas y emprendí mi primer viaje desde Chicago tras la pandemia. Mi destino: Torreciudad.

Lo que viví allí no se puede explicar con palabras. Desde que crucé la puerta del santuario, respiré una paz que solo puede venir del cielo. Me sentí abrazada, sostenida, escuchada. Era como volver a casa tras una larga travesía.

Desde ese 2021, no he dejado de volver cada mayo. Ya van tres visitas, y cada una me regala algo nuevo: una emoción distinta, una mirada más profunda, un encuentro inesperado. Siempre viajo por tres días, donde me doy el tiempo de desconectar del mundo y conectar con lo más esencial: conmigo misma, con nuestra Madre, con Dios.

Cada rincón de Torreciudad me habla. La explanada, la ermita, los atardeceres dorados, las conversaciones con los sacerdotes… todo me lleva a lo más profundo de mi alma. Me preguntaron una vez cuál era mi lugar favorito del santuario, y no supe responder. Porque cada espacio me abraza de una forma distinta, cada rincón me da justo lo que necesito. Es un diálogo constante con el cielo.

Torreciudad me ha regalado personas, experiencias, consuelo, esperanza y una certeza: cuando buscas a María con el corazón, ella se deja encontrar.

Y yo… la encontré aquí.

Sylvia

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