Petra González León, cocinera bilbaína que reside en Alemania desde los años 60, asistió el domingo 17 a la fiesta del crespillo en la plaza del Mercado de Barbastro, que vivió por vez primera, y aprovechó para comparar opciones e incorporarlas a su trabajo, donde elabora los crespillos desde hace muchos años.
“Los hago en el día de la Virgen de los Dolores, al estilo de lo que hace en Barbastro, cuna de esta tradición, y donde disfruté degustando este auténtico dulce”, comentó a lo largo de una visita al Altoaragón y Torreciudad. Entre las distintas variantes en la elaboración del dulce, destaca que “en el Somontano se utiliza la hoja de borraja, mientras que en otros lugares se suele emplear la espinaca”. Asimismo, observó que cada uno de los grupos que participaron en la fiesta de Barbastro aportaba su toque personal en la confección del postre “en la que unos añadían anís en grano y otros no, junto a un almíbar fruto de la cocción de cáscara de naranja y anises”. González León conversó con una de las expertas cocineras quien le comentó que lo característico de los crespillos de la zona es “que tienen alma vegetal”, mientras que en otros pueblos sólo fríen la masa “como un buñuelo”. Además, observó la asistencia de muchas familias que llevaban a sus hijos a conocer la tradicional fiesta.
Los crespillos son para esta experimentada cocinera, un postre entrañable, porque “es una tradición que se vive los viernes de Dolores en todos los Centros del Opus Dei en el mundo, y se hace para continuar la costumbre familiar del hogar de los Escrivá, ya que doña Dolores Albás los ponía a sus hijos, servidos bien calientes”. González León trabaja en la cocina desde hace más de cuatro décadas. Después de vivir en Roma se trasladó a Alemania “con la bendición del beato Josemaría”, quien le dijo que no se preocupara si le iba mal con el idioma, “porque sonriendo se entiende la gente”. Superadas hace tiempo las dificultades iniciales, “sigo practicando su consejo de sonreir y hacer las cosas bien”, señaló.