El prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, ordenó sacerdotes el pasado domingo 31 a siete diáconos de la Prelatura, procedentes de cinco países, en una solemne ceremonia que tuvo lugar en el santuario de Torreciudad. En su homilía, el prelado pidió la plegaria de todos para que “no falten sacerdotes santos, bien formados, alegres y llenos de celo apostólico, en número suficiente para subvenir a las necesidades de la Iglesia en el mundo entero”.
Monseñor Echevarría se refirió también a las familias, “lugar donde se forjan las diversas vocaciones en la Iglesia” y para que “sean familias verdaderamente cristianas, que consideren una gran bendición divina la llamada de algunos de sus hijos al sacerdocio”.
El prelado se refirió a la figura de san Josemaría Escrivá como “modelo para vuestro sacerdocio”, y destacó su disponibilidad “para administrar el perdón de Dios en el sacramento de la penitencia”. Después de encarecer su piedad eucarística, pidió: “manifestad en vuestro comportamiento que sois hombres que creen y que aman”.
Los nuevos sacerdotes son los italianos Danilo Ragolia, ingeniero electrónico, el físico Giulio Maspero, ambos de 33 años, y otro ingeniero, Nicola Zenoni, de 40 años. Se ordenaron también el médico jienense José María Pardo Sáenz, 33 años, especialista en Bioética y el periodista estadounidense James E. Bermúdez, nacido en Puerto Rico hace 31 años.
Otro de los presbíteros es el militar brasileño Nilton Mariano De Souza (Curitiba, 1967), que desempeñó desde 1988 hasta 1998 distintos empleos del ejército de tierra de su país, y es autor de una tesis doctoral sobre “Francisca Javiera del Valle y el decenario del Espíritu Santo”. Por último, Abelardo Rivera Sibaja, economista nacido en Costa Rica en 1962, ha trabajado en la gerencia de varias empresas, y es doctor en Teología con una tesis sobre “El amor de amistad en Santo Tomás”.
El nuevo sacerdote James Edward Bermúdez, que trabajó en “The San Juan Star” de Puerto Rico, se refirió al término de la ceremonia a su trabajo periodístico y su “ilusión por seguir como sacerdote en la difusión de noticias positivas. Pienso que hemos de hacer amable a los demás el camino de santidad y el cristiano que trabaja en un medio de comunicación tiene que ser una persona amena”.
Acciones de gracias por la ordenación
Las impresiones recogidas entre los familiares de los nuevos sacerdotes coinciden en el agradecimiento a Dios por “el regalo inmerecido que nos ha hecho en la vocación de nuestro hijo”. Tras superar en algunos casos largos viajes y dificultades horarios o algunos contratiempos, la alegría es el rasgo común de todos.
Son partícipes de esta alegría todos los participantes en la ceremonia, que han abarrotado la capacidad del santuario. Una profesional guineana, Juanin Y. Malonga, 24 años, que ha terminado en Barcelona sus estudios de Magisterio y Educación Física, manifiesta su “asombro por el gran número de jóvenes que hemos asistido”, por “el ambiente de piedad que te ayudaba a hacer oración y a pedir por estas vocaciones de servicio a la Iglesia”.
Los padres de D. James Bermúdez (Puerto Rico), con dos hijos y otros parientes, hablan “llenos de ilusión” de “el día más grande, un gran regalo de Dios”. Su tía dice estar “muy emocionada porque nunca había estado en algo parecido y porque es mi sobrino”.
Francisco Bermúdez dice estar también muy emocionado y que durante la ceremonia le ha visto “muy tranquilo porque siempre he pensado para mis adentros que tenía vocación para ser sacerdote”. “Aunque soy mayor que él ahora no le daré yo los consejos sino que tendrá que ser el quien me aconseje espiritualmente”.
Coronado y Gladys, padres de D. Abelardo Rivera, de Costa Rica, sienten “una gran emoción ante este regalo inmerecido”. Sus hermanas Mercedes y Alejandrina han viajado también a Torreciudad y hablan de “ceremonia lindísima”, de “delicadeza de Dios para la familia”, de “una gran emoción en el fuerte abrazo del Prelado”. La madre del brasileño D. Mariano de Souza destaca también su “emoción y agradecimiento por esta gracia a nuestra familia”.