La mañana del 29 de agosto de 1990, Bosco Gutiérrez besaba a su mujer y a sus siete hijos antes de salir de casa para asistir a Misa… poco después era secuestrado. Encerrado en un zulo de uno por tres metros, no tardó en caer en una profunda depresión “tirado en el suelo, sin ganas y sin autoestima”. Pero el cautiverio de casi 300 días acabó por convertirse en “un cambio de vista en el modo de apreciar la vida”; se dio cuenta de esto el día que sus captores le ofrecieron un whisky.
El pasado 10 de agosto visitó el Santuario de Torreciudad, con ocasión de una charla-conferencia en el marco de las III Jornadas sobre la Familia Contemporánea que organiza la Asociación de Familias Numerosas de Aragón 3ymás.
Gutíérrez, acompañado de su mujer, recorrió junto al rector los lugares más significativos del santuario y la ermita original de Torreciudad, donde rezó a la Virgen por distintas intenciones. Posteriormente se trasladó a Barbastro para conocer la casa natal de san Josemaría Escrivá de Balaguer y otros lugares vinculados con la historia del santo barbastrense
Tras casi quince años de silencio impuesto por la policía ha empezado a relatar los pormenores de su secuestro: el día de su cautiverio, el fracaso de las negociaciones para rescatarle, su increíble fuga y a cómo no derrumbarse durante el cautiverio. La vida para Bosco cobró un nuevo sentido a partir de ese momento: «Aprendí, fue muy positivo, no lo rechazo».
Desde la dura experiencia personal, lejos de cualquier protagonismo, Gutiérrez ha estado visita en España desgranando cómo con la ayuda de Dios y el permanente recuerdo de su familia, logró superar el derrumbamiento físico y moral de esos largos meses de secuestro: “Entendí con todo mi ser que mi tesoro es mi gente y no mi trabajo o mi cuenta bancaria. En el zulo lo hubiera dado todo por abrazar un minuto a uno de mis hijos. Desde entonces valoro a la gente por sus cosas positivas y no por sus errores”.
El mexicano Bosco Gutiérrez, casado y con nueve hijos, es un afamado arquitecto de su país. Entre sus obras más emblemáticas destaca la construcción del World Trade Center Ciudad de México, sobre una superficie total de 73 mil m2, y que representa uno de los edificios más importantes del continente sudamericano.