Skip to content Skip to footer
El joven organista francés Thomas Ospital ofreció una actuación dentro del Ciclo de Órgano el viernes 10 de agosto, dentro de una intensa actividad musical desarrollada a lo largo de la semana.

Thomas Ospital, jovencísimo organista de Ciboure (más conocido por Ziburu, en vasco), protagonizó en el santuario de Torreciudad la segunda actuación del Ciclo de Órgano. Fue uno de los conciertos que ha ofrecido esta semana en un ritmo de actividad musical que roza cualquier récord olímpico: el lunes estaba en Finlandia, el jueves dio un concierto en Deva, y el pasado viernes tenía otra cita: Torreciudad. El público pudo disfrutar durante algo más de una hora de un programa de gran dificultad en el que Ospital demostró un dominio absoluto del instrumento.

Entre los asistentes se encontraba la organista zaragozana Esther Ciudad, que comentó la notable evolución apreciada desde el Thomas que escuchó en El Pilar, cuando en 2009 se celebró el primer (y único) Concurso Internacional de Órgano de Zaragoza y que ganó el organista francés. Los profesores de órgano de Ospital han actuado en distintas ediciones del Ciclo de Órgano: el irunés Esteban Landart guió su carrera hasta el año 2008, en que se trasladó al conservatorio de París, donde cursa actualmente estudios superiores con los profesores Michel Bouvard y Olivier Latry.

El programa arrancaba con una obra de Bach, compositor que no podía faltar en el repertorio escogido, mayoritariamente francés. Ospital interpretó de forma impoluta la Fantasía y fuga en sol menor, obra de gran dramatismo. A ella siguieron el “Allegretto” de Mendelssohn, un “Esquisse” de Schumann, el popular “Preludio, fuga y variación” de César Franck, el “Viento del Espíritu” de la “Misa de Pentecostés” de Olivier Messiaen -quizá la obra más difícil de entender para el público-, una dificilísima fuga de Vierne… El conjunto era interpretado en un “in crescendo”, provocando un clima sereno, cargado de asombro, palpable en el silencio reinante.

La “Suite opus 5” de Duruflé cerraba el programa. Después de tocar la toccata final, en la que se reconoce la influencia de Ravel, precisamente compatriota suyo, nacido en la pequeña localidad de Ciboure del País Vasco-francés, el artista comentó que “le había salido su vena vasca”, en referencia a este compositor, cuya escritura pianística deja su huella en esta obra.

Con todo, la “guinda” del concierto fue la improvisación que realizó sobre el “Ave María” de Torreciudad, sencilla melodía que se ha popularizado después de ser interpretada por el Orfeón Donostiarra en el concierto que ofreció en el XXV aniversario de la construcción del santuario: los peregrinos la escuchan como “música de fondo” del video explicativo que visionan antes de su visita al recinto. Al mostrarle la partitura, se le explicó que había un cierto paralelismo con el estribillo del “Ave de Lourdes”, pues rítmicamente coincide con el popular “Ave, Ave, Ave María” de este santuario. Durante su magistral interpretación se le escuchaba cantar “Salve, Salve” cada vez que retomaba el motivo del estribillo.

La próxima actuación tendrá lugar el viernes 17 de agosto a las 19:00 h. y tendrá como protagonista al Ensemble Gaudí, de Barcelona, con un programa centrado en obras del siglo XVIII. El quinteto estará formado por Isabel Félix (órgano positivo), Sofía Martínez-Villar (flauta travesera), Enric Riera (violín), Joan Félix (viola) y Er