Unos ciento cincuenta profesionales participaron este fin de semana en el Jubileo de la Comunicación celebrado en el santuario de Torreciudad, con el fin de conmemorar los veinticinco años del centro mariano y poder ganar la indulgencia plenaria del Año Santo.
En la jornada fue leído un mensaje de Juan Pablo II, en el que invita «a experimentar hondamente la misericordia de Dios, especialmente en este año jubilar, de manera que este don de su infinita bondad sea la gran noticia que merece ser proclamada a toda la humanidad». Entre otros, llegaron periodistas de Galicia, Murcia, Valencia, Baleares, Madrid, Pamplona, Zaragoza, Barcelona y Huesca, que participaron en las sesiones dirigidas por el arquitecto Heliodoro Dols y el escultor autor del retablo, Juan Mayné.
El acto central fue la misa, en la que cantó la Coral Montisonense y que presidió José María Gil Tamayo, director del secretariado de la Comisión episcopal de Medios de Comunicación Social. Los profesionales pudieron disfrutar de las rutas preparadas por la Oficina Municipal de Turismo de Barbastro, con visitas a la ciudad del Vero, Alquézar, monasterio del Pueyo, Aínsa y Graus. En la homilía de la misa, Gil Tamayo pidió «pasar de una lógica de consumo a una lógica de servicio en las empresas de información, para reflejar la verdad de los hechos y la verdad del hombre». Después de destacar la visión positiva y optimista de la Iglesia hacia la comunicación, Gil Tamayo dijo que «Dios es el gran ausente en los grandes medios», mientras «abunda una caterva de sucedáneos y defraudadores de lo religioso».
Afirmó que los medios de comunicación «necesitan una especial recristianización, por su influencia en los diseños sociales». Pidió también un tratamiento más adecuado de la realidad religiosa en los medios, ya que generalmente «no se se refleja en ellos ese componente religioso, se margina o se reduce al ámbito privado, que no tiene derecho o estatuto de acceso a la realidad que han de reflejar los medios». Con respecto a los medios de titularidad pública, donde en los últimos años ha habido un aumento considerable de ofertas televisivas, Gil Tamayo reclamó que, proporcionalmente a este incremento, crezcan también los programas religiosos, pues no es admisible «que haya que ir pordioseando lo que es un derecho constitucionalmente reconocido». Para Gil Tamayo, «esa presencia es una reivindicación para todos los cristianos, en un respeto exquisito para que también sea respetada la de las otras confesiones religiosas». El director del secretariado episcopal destacó además la necesidad en los medios de una comunicación que «defienda a los más pobres, respete las diferencias culturales y favorezca la paz».
Entre las valoraciones recogidas, en el grupo gallego figura Fernando Ramos, presidente de la Asociación de la Prensa de Vigo, para el que «es una jornada llena de estímulos, desde los actos celebrados aquí, con la misa, hasta el trato con la gente, noble, sencilla, directa, con una clima frío que facilita una buena gastronomía». Manuel Fernández Areal, hasta hace poco decano de Comunicaciones Sociales de la Universidad de Vigo en el campus de Pontevedra, destaca que «ha compensado atravesar España, aún con lluvia, para vivir estos actos y estos parajes». Pedro Pablo Gutiérrez es empresario de publicidad y ha hecho un buen acopio de botellas en el Museo del Vino de Barbastro, mientras que José María Fernández Otero, abogado y vinculado a la comunicación empresarial, dice que espera volver con la familia, «porque estas reuniones estrechan lazos y fomentan la unidad familiar».