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Ayer viernes, 29 de agosto, los músicos franceses Isabelle Lagors (arpa) y Christian Ott (órgano) clausuraron el Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad con un programa titulado “Música Romántica e Impresionista”.

Este matrimonio, que ya ha grabado 7 CDs con obras para ambos instrumentos, mantiene vínculos intensos con el Alto Aragón. Este año, por ejemplo, Ott está impartiendo durante estos días un curso de órgano a varios de sus alumnos franceses en Roda de Isábena, celebrándose ya la tercera edición. El órgano antiguo español despierta un interés peculiar en el país vecino por ser completamente diferente al órgano francés, siendo el de Roda una auténtica joya entre este tipo de instrumentos. Por su parte, Lagors está ofreciendo conciertos en el Hotel Monasterio de Boltaña donde veranean desde hace varios años.

El programa de su actuación abarcaba obras de los siglos XIX y XX, es decir, del período romántico e impresionista, con especial atención al repertorio francés y, en general, a compositores conocidos por el gran público como Tchaikovsky, Debussy o Ravel. Todos los arreglos fueron preparados por los propios intérpretes, que lograron un ágil y continuo diálogo entre arpa y órgano, quitándose el protagonismo constante y suavemente.

La primera obra, Plegaria en Fa de Guilmant, organista de finales del XIX, creó un clima muy especial al tratarse de una pieza meditativa, de gran lirismo. El romanticismo ruso tuvo su momento con Tchaikovsky y su Canción triste, en la que el organista jugó con los dos órganos alcanzando una gran riqueza tímbrica con constantes cambios de registración. En el “solo” de órgano, Allegro de la Sonata nº 5 de Guilmant, quedó patente el virtuosismo del intérprete, que escogió esta obra precisamente para que el público pudiera apreciar todas las posibilidades del órgano del santuario de 4.072 tubos (Blancafort 1977).

La segunda parte del concierto, dedicada al impresionismo, comenzó con el genial compositor francés Claude Debussy. Su conocida obra para piano Claro de Luna fue interpretada de forma magistral, con arpegios cristalinos del arpa que servían de apoyo al órgano y una perfecta sincronización entre ambos instrumentos. El público captó en profundidad el clima etéreo que difunde esta pieza.

El programa se cerró con Imágenes para arpa, de Tournier, plena de pasajes arpegiados tan característicos de este instrumento, y la conocida Introducción y Allegro de Ravel, otro de los grandes impresionistas franceses. Aunque está escrita originalmente para cuarteto de cuerda, flauta, clarinete y arpa, Ott y Lagors ofrecieron un arreglo para órgano y arpa donde nuevamente se comprobó la rica amalgama de timbres, ritmos y combinaciones sonoras que ambos intérpretes son capaces de crear. Como bis interpretaron Las campanas del monasterio de Lefebure Welly, con un toque de campanas realizado con el órgano muy apropiado para el final.

Al terminar la actuación, la directora del ciclo y organista titular del santuario, Maite Aranzabal, hizo balance de los conciertos de este año: “Hemos registrado una buena asistencia, y estamos especialmente orgullosos de la gran calidad ofrecida por la interpretación de los músicos aragoneses (quinteto El Trovar)”.