Cuando anunciaron la fecha de la canonización de san Josemaría en Roma, un grupo de panameños planearon asistir, haciendo escala durante el viaje en Torreciudad, en familia. No había imágenes de la Patrona de nuestro país a la venta, para poder llevar una y dejarla en la galería de advocaciones marianas del santuario como señal de nuestra devoción, junto a tantas otras del mundo entero. Se dieron a la tarea de averiguar quién tenía una, y se enteraron de que su tía Lolitín tenía una preciosa. Se la pidieron y le contaron que estaría en la galería de imágenes de la Virgen María en Torreciudad. Cuando supo eso, entonces se la regaló.
De este modo, una imagen de Santa María La Antigua del Darién salió de Panamá en compañía del grupo que viajó a Roma y estuvo presente en la misa de la canonización y recibió todas las bendiciones. Terminados todos los actos, viajaron en familia a Barbastro y luego a Torreciudad. La misa de acogida en el santuario fue junto a la Virgen de Luján, Patrona de Argentina, y después de la celebración, la colocaron con todo cariño y esmero en la galería.
Han pasado más de veinte años, y en nuestra reciente visita a Torreciudad nos dimos cuenta de que a la imagen le faltaba la rosa en la mano de la Virgen, probablemente se cayó en alguno de los traslados con motivo de la renovación de la galería. Así que decidí dejarle uno de mis pendientes como flor, una orquídea de plata bañada en oro que encajó muy bien en su mano, las orquídeas además son flores muy panameñas. Y sé que a Ella le gustó mucho porque tuve un encuentro providencial en ese mismo momento, una caricia suya: cuando estábamos colocando la orquídea, unos niños estaban buscando la imagen de Santa María La Antigua en la pantalla de búsqueda de fotografías de la galería. Les pregunté y… ¡eran panameños! Somos muy pocos en comparación con otras naciones, así que encontrarme a una familia de mi país justo en ese instante en Torreciudad fue un regalo que me hizo Santa María, no tengo ninguna duda.