Skip to content Skip to footer

Les escribo para comentarles una gracia concedida por la Santísima Virgen durante la celebración de la 27ª Jornada Mariana de la Familia, con permiso de su protagonista para su publicación.

Somos una familia que tiene a una «au-pair» de nacionalidad polaca de 18 años de edad, en casa, conviviendo con nosotros.Durante los veinte días que llevaba en España, la “au-pair” nos había acompañado a misa los domingos, pero sin acercarse a comulgar y con algún detalle de desinterés. Sirva de ejemplo una visita reciente a la plaza del Pilar (residimos en Zaragoza), donde la animamos a entrar a saludar a la Virgen, y conocer y venerar el famoso «pilar» de la Basílica, ofrecimiento que ella rechazó para quedarse haciendo algunas compras por los alrededores.

El pasado viernes, 15 de septiembre, vino a pasar el fin de semana en nuestra casa la familia de unos amigos con los que íbamos a acudir a la jornada mariana de la familia del día siguiente en Torreciudad. Sus cinco hijos, entre los 4 y los 14 años, sumados a los dos que tenemos nosotros, de 6 y 8 años, desencadenaron el típico caos familiar que provoca el encuentro infantil de «viejos conocidos» (sacos en el suelo, juguetes desparramados…).

En estas circunstancias, unidas al desinterés antes mencionado, ni se nos pasó por la cabeza explicarle a nuestra “au-pair” el sentido del santuario de Torreciudad, o el de la jornada familiar del día siguiente.

Esa mañana del 16, apenas nos dio tiempo a indicarle que íbamos a una misa de varias familias en un santuario de la Virgen, ubicado en un paraje muy bonito. Con esa información llegamos a Torreciudad, justo cuando estaba a punto de comenzar la Santa Misa.

Al finalizar la Santa Misa, nuestra “au-pair” preguntó si existía alguna posibilidad de confesarse en polaco. A través de diversos contactos, localizamos a un sacerdote polaco, recién ordenado, con el que finalmente pudo confesarse.

Inmensamente agradecida, vuelve a Polonia este jueves 21 de septiembre para comenzar sus estudios en la universidad de Varsovia. Nos ha dado su permiso para que se pueda publicar este relato. La encomendamos mucho para que persevere en esta gracia que le ha concedido la Virgen de Torreciudad.