Skip to content Skip to footer

Queridísima Madre:
Perdona que venga a molestarte a estas horas de la noche, justo cuando estás aquí velando a tu Hijo. ¿Quieres que hablemos mañana? Pero es que Madre Mía, en el fondo me hace mucha ilusión contarte mis grandes alegrías y a ti también Jesús, porque esto es cosa de María.
Y aquí sentada entre los dos, os cuento que la operación ha sido un éxito, que no ha necesitado bolsa de colostomía ni quimio, así que tengo que darte las gracias por haber cuidado tanto de él, por no haberte apartado en ningún momento de su lado. Pero Jesús escúchame,porque antes de todo esto, Nuestra querida Madre, aquí presente, me llenó de mil detalles al ofrecerle mi gran pena.¡Es que eres más buena! Consiguió aliviar mi dolor colmándome de pequeñas grandes cosas y logró arrancarme más de una sonrisa casi sin buscarla.
Oye Madre Mía, ¿podré yo algún día compensarte de alguna manera todas las cosas buenas que me brindas cuando las comparto contigo? No sé si podré pero lo que sí sé es que haré todo lo posible por no defraudarte.
Mira Jesús, a veces no entiendo cómo puedo quereros tanto.A veces no entiendo no quiero, cómo me queréis tanto. Pero me alegra teneros tan cerca, el poder contar con vosotros en todas las circunstancias de mi vida, es decir, en mi día a día las 24h..¡Cómo no quereros! De no ser así, me estaría perdiendo esta gran dicha.
Madre Mía, de todas mis preocupaciones, has cumplido ya con dos y yo sólo tengo para ti, mis besos de agradecimiento y no sólo por haberlos concedido, no, sino por tener la suerte de poder contarte todo, de sentirme apoyada, arropada y escuchada.
Me da pena marcharme pero no quiero robaros más tiempo para que los dos estéis juntos. Jesús Mío, gracias por dejarme a María cómo Madre.
Madre Mía, cuida de mi Jesús.
Jesús Mío, cuida de mi Madre.