Querida Madre Mía:
Vengo a hacerte un ratino de compañía desde aquí, en esta lejanía.
Ahora no tienes visitas ni quién te cuente batallas físicamente aunque soy consciente de que muchos como yo, venimos a verte.
Quisiera Madre contarte lo preocupada que me siento no por este encierro. Me preocupa la soledad en la que os encontráis….
Estamos confinados en nuestras casas la gran parte del mundo. Las Iglesias permanecen abiertas pero no podemos acudir a visitaros…Se nos permite salir a lo justo y lo necesario.
Dale compañía a mi Jesús por favor, daros compañía mutuamente. Dile que en esta bella Cuaresma, quiero ser lámpara encendida que permanezca a sus pies en cada Sagrario del mundo donde se siente tan solo y abandonado y no sólo por estos tiempos de virus, ahora más todavía, sinó por tantas veces en que le dejamos tan solo…. Quiero darle mi luz y calor, darle todo mi amor. Que mi llama se avive solo para Él pero quiero que sepa y sienta que estoy con Él.
Creo Madre que todo esto que estamos viviendo, es un tiempo precioso para permanecer en su amor. Es la misión más bonita que jamás me han encomendado.Permanecer en Su Amor, permanecer eternamente en Él es lo que quiero…
Es como si estuviera viviendo un largo retiro dónde voy descubriendo en lo pequeño de cada día, el amor infinito de tu Hijo.
Madre, no sabes cómo me cuesta no poder estar en Misa aquí a través de Internet porque no dispongo de él en casa pero pienso que tengo muchos medios para ello, por la televisión también hay misa diaria…Pensaba que a veces la renuncia de algo tan insignificante humanamente, es el detalle más grande para regalarle. ¡Es..permanecer en Él!
Seguimos caminando juntos porque la Pasión del Señor pronto va a llegar. Ayúdame Madre a seguir pegada a los dos, a seguir vuestros pasos con amor. No quiero dejaros solos en estos momentos tan dolorosos.
Os quiero locamente.