El cansancio no me deja conciliar el sueño. Ha sido un día cargado de emociones e ilusiones.
Me he acercado casi de puntillas a la cunita que yo misma le improvisé al pequeño de la casa, el que me tiene el corazón robado….
Duerme plácidamente, acurrucadito en cálida manta de piel blanca.¡ Es tan bonito!
Le he besado en la frente para no despertarle pero muero de ganas por cogerle entre mis brazos…
Sus mejillas colorainas en piel de marfil, sus manitas tan chiquininas apretadas en su carita, me hacen quedarme con él antes de ver amanecer.
Es mi Niño, mi Pequeño, es Rey de Reyes que ha venido al mundo, humilde y pobre como ninguno.
Es la criatura más hermosa, es el Dueño de mi vida, el que se entrega cada día para morar en mí..
Cuando el frío de la noche se hace presente, le mezo en silencio apretándole contra mi pecho.
Late aprisa su corazoncillo, late el mío al unísono. Y se duerme como un bendito. ¡Me derrito cuando lo tengo conmigo!
No me canso de mirarle y susurrarle como si de una nana se tratase: te quiero Jesús Mío, te quiero con toda mi alma.
¡ Qué bonito eres mi Pequeño!