Madre:
Ya viene tu pequeña a estas horas de la noche a contarte sus cosinas. La verdad es que hoy me cuesta dormir y por eso he pensado en compartirlo contigo y así la carga se hace menos pesada. Isa lo está pasando mal por la artritis así que con humildad te pido que la ayudes a sobrellevar esto que tanto le cuesta pero también te pediría que si la curas de ella, todas te lo agradeceríamos. Yo la dejo en tus manos porque confío en Ti. Ya le he dicho que te lo iba a decir antes de poder dormir.
Me cuesta mucho ver sufrir a la gente que quiero. ¿Podemos aliviarla un poquino? Quizá si compartes conmigo su dolor…yo me ofrezco Madre, no me importa sufrir con tal de que los demás no sufran tanto. Seguimos pendientes de Lorena, tb Madre, que parece que lentamente algo va mejorando.
Soy instrumento en las manos de tu Hijo y aquí estoy para lo que sea. Cuenta conmigo.
Sí Madre, qué bien me conoces que solo con mirarme sabes que tengo más cosas que contarte: quiero darte las gracias por las amistades que tengo y aunque las nuevas siguen sin llegar, me siento Madre muy afortunada por tener y por querer a las que tengo. Aprovecho para dejarlas en tu corazón.
La verdad Madre que no me canso de decirte mil veces que no te merezco porque es verdad, no te merezco por los errores que he cometido a lo largo de mi vida y que tanto te han hecho sufrir. Sin embargo, te doy las gracias por seguir apostando por mí, por quererme tal y como soy… Te necesito conmigo porque eres mi guía para alcanzar el cielo.
Hay días en los que tengo anhelos de ese momento, de llegar al cielo y correr a los brazos de tu Hijo, de fundirme en un abrazo inmesurable, de contemplarme cara a cara y pedirle perdón por tanta ingratitud, por tantas heridas provocadas…¿Que será Madre sentarme con Él a su vera, tenerle de la mano y hablar de lo que lleva mi alma con mi sencillez? Sueño Madre con ver tu rostro, pasear contigo entre las nubes, qué será cuando me siente en tus faldas como hago tantas veces y me deje acariciar mientras voy desgranándote mil batallas?
Y si no alcanzo ese cielo tan esperado, permíteme oh Madre Mía, pedirte que venga a buscarme pronto al Purgatorio y le digas a Jesús de mi parte que quiero estar en su jardín, seguir siendo su flor escogida…
Se me cae una lagrimilla sin querer y es que a ti te puedo hablar de todo…
¿Por qué os quiero tanto? ¿Por qué me queréis tanto?
Perdona que me haya enredado tanto pero sinceramente tengo que decirte que hablar contigo me hace mucho bien. ¡Qué ganas de cielo Madre! De estar juntos los tres.