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Queridísima Madre:
Ya voy en el tren camino a Barcelona pero quería venir a contarte y sobretodo a agradecerte todo lo vivido en apenas unas horas.
Madre, ¡Qué contenta estoy, qué emocionada por tantos detalles que me ha brindado tu Hijo!
Llegué a Madrid el sábado por la tarde y no pude estar en la Adoración del Cerro en la que me apunté, así que quise prepararme y acompañarle desde la Catedral de Alcalá. Allí estaba Expuesto Madre y casi a sus pies me derrito…porque esos besos amorosos del Señor, me conmueven profundamente pues anhelo estos momentos y los echo mucho de menos. En ellos Madre, me enamora locamente. ¡No lo puedo evitar!
Puse en Él todos los grandes deseos que en mi corazón tenía.Hablamos largo y tendido.¡ Fue tan bonito!
El Domingo fue impreesionanteee. El Sagrado Corazón nos acogía con los brazos abiertos.. Aquello fue un reencuentro tan íntimo. Renové mi Sí a sus pies y deposité en su Corazón a todas las almas… Derramó sobre mí muchas gracias y se llevó en la noche del sábado, a un alma muy querida. Dios me estaba dando tanto…que le dije qué me iba a pedir. Me pidió estar lejos cuando supe su fallecimiento pero lo metí en las entrañas de su Corazón amoroso y me quedé tan contenta porque sabía lo bien que allí estaría.
Y hoy antes de irme de Madrid he podido ofrecer la misa por su eterno descanso y despedirme del Señor también allí Expuesto. Todo han sido detalles, Madre, detalles colmados de tanto amor que me siento indigna y no merecedora de tantas cosas…
Gracias Madre Mía por permitirme ser una alma locamente enamorada y por haber aprovechado con tanta intensidad estas poquinas horas…
Sueño con ir a Torreciudad y decirte todo esto personalmente, sentada en tus faldas y reclinada sobre tu pecho pero mientras esto pasa, tenía que contártelo aunque fuera en la distancia.
Te quiero mogollón.