Skip to content Skip to footer

Madre, llevo en el alma 1000 espinitas clavadas.
Son muy dolorosas estas semanas…
Arráncamelas con gran delicadeza,
cúrame esas llagas que van quedando abiertas.
No sufras si derramo lágrimas mientras…
pues Tú ya bien conoces mi fragilidad.
No temas Madre si de vez en cuando grito,
si el dolor se me hace insoportable.
Estas espinas me aproximan al dolor de tu Hijo.
Es una suerte contar contigo,
saber que vas sanando mi corazón herido.
Eres mi fortaleza en esta » guerra sin armas»
y yo quisiera Madre que lo fueras para todos los demás.
Aquí dentro, entre cicatrices: llevo a cada uno de los fallecidos.
Dales Madre tu abrazo eterno y diles de mi parte, cuánto los quiero.
Arranca esta espina de pena por no haberles dado ni siquiera un último beso de despedida.
Pero cuento contigo, Madre y sé que por mí, los cuidarás.
Como siempre, me recoges en tu regazo,
aliviando mi sufrimiento y pidiéndome con amor
que siga viniendo a tus brazos.
Déjame besarte …Te quieroooo…