Querida Madre: la apatía sobre el tema por fin me ha llegado. Me lo temía, y ahora creo que no me importa. Son muchos meses, muchos, y muchos años lo que queda por delante, si Tú no obras el milagro. Cuando las cosas no salen como queremos está claro que es para bien, pero a veces eso, cuando es durante años, nos hace entrar en la apatía. Ahora casi me da igual, te lo dejo todo para que seas Tú, con Jesús, los que os hagáis cargo. Todo tuyo, y supongo que omnia in bonum. Como hija pequeña, me acurruco y me dejo llevar. Tu sabrás. En el Cielo veremos las cosas con claridad. Quiéreme.