Skip to content Skip to footer

Querida Madre de Torreciudad: hace algunos años, a través de Don Javier, me concediste el milagro de la conversión de mi esposo. Que día tan lindo pasamos en Torreciudad, y por la noche una cena inolvidable con el. Pudimos ir a Madrid en mayo y visitarlo y te doy las gracias, Madre, porque lo
Pudimos ver una vez más. Yo sé que el ahora está contigo en el cielo, y con Nuestro Padre, Don Alvaro y Don Javier. Acógelo y abrázalo; ya tenemos otro intercesor en el cielo.