Skip to content Skip to footer

Virgen hermosa, en nuestro encuentro ayer te di mis ilusiones, alegrias, preocupaciones y mis penas. Te encomendé a mi esposa, a mis hijos, familiares y amigos; me confesé, oré, en fin he dejado mi corazón y toda el alma en Torreciudad, Simplemente estoy en tus brazos y en ti Virgen amada espero.