Madre mía Santísima no dejes de proteger con Tu Manto al padre Fernando y sus sacerdotes de tanto daño que les han causado y Tú sabes ahora a quienes seguirán dañando. Protégelos, Tú eres Madre de los Sacerdotes y Obispos. Yo te ofrezco mi vida de oración y penitencia, abandonándome en las Manos del Padre y aceptando con amor Su Santa Voluntad.