Madre mía, te cuento con mucha pena el dolor que tengo. Ayer, en mi parroquia expusieron a Tu Hijo sin ningún respeto, sin nada de amor con la delicadeza que Él se merece. Te pido por mis sacerdotes, que parece solo se preocupan de la parte político-social y han dejado de lado todo lo espiritual, oración, confesión… Los feligreses tienen que andar buscando un confesor. Madre mía, protege la Iglesia en Chile.
Protege el Seminario Mayor, para que salgan sacerdotes de oración, que sus ansias sean ser santos sacerdotes…