Gracias Señora, por este oasis, por este rinconcito de oración que nos brindas, pues es vergel auténtico que alivia el desierto árido de penas, angustias, tribulaciones… Gracias, Señora, por interceder por mí ante el Padre.
Gracias, San Josemaría, por ser mi amigo y ayudarme día a día… ¡Te siento tan cercano! Gracias por haber fundado el Opus Dei. No soy de la Obra por filiación, pero sí de corazón, pues es el referente de mi quehacer diario.