Señora, estoy extremadamente atribulada, tú lo sabes, porque en mi aflicción te llamo una y otra vez. Escucha, Señora, mi plegaria. Dame tu mano y no me sueltes, que yo me asiré a ella con fuerza, con la confianza de un niño triste y desvalido que busca la protección de su Madre. Te suplico de todo corazón que intercedas por nosotros delante de tu Hijo. Tú que conoces bien mi situación ayudame, Madre, Madre mía, yo confío en tu infinita ternura y misericordia.