«No tengáis Miedo» dijo Juan Pablo II, el grande. Nos ha dejado la persona más querida en la tierra, pero ahora nos vigilará desde el cielo junto con todos los santos y beatos que el mismo canonizó y beatificó. Tenemos que abrir los ojos a Cristo y pedirle ayuda para que el próximo Papa sea, como mínimo, tan buen pastor como lo fue Juan Pablo II.