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Padezco de una tendinitis aguda en la articulación del fémur con la cadera, dolencia que me impide andar mas allá de 100 metros como mucho. El pasado fin de semana fui, por primera vez, a la Jornada Mariana de la Familia a Torreciudad con la convicción de verme relegada a pasar el día sentada en la explanada sin poderme mover. En mi oración nocturna del viernes 3 le rogué a la Virgen que me diera «alas» para poder andar; recorrer todo el santuario, rezar de rodillas y no tener dolor hasta el momento del regreso a mi tierra (Alicante). Y la Virgen escuchó mi plegaria: mis piernas me llevaron por todas partes sin queja hasta las 8 de la tarde que salió el autobús. Quizá pueda parecer anodino pero para una «nueva» creyente es algo grandioso. Gracias madre