«Me libró de la angustia»

José Antonio nos cuenta cómo intervino la Virgen de Torreciudad durante el tratamiento de la grave enfermedad que le diagnosticaron. También atribuye a Nuestra Señora el final feliz de la historia, pues hoy está curado y haciendo vida normal.

Hace unos años, mientras realizaba un retiro espiritual, me descubrí un bulto a la altura del cuello. Como no tenía fiebre, sospeché inquieto que aquello no podía ser bueno. En la Clínica Universidad de Navarra me lo confirmaron: tenía un tumor maligno localizado en la amígdala. El tratamiento, muy agresivo en su conjunto, fue extirpación y sesiones de radioterapia y quimioterapia. El tratamiento de radio en la zona del cuello y de la garganta es tan intenso que no pude tomar apenas alimentos, y éstos muy líquidos. Cada vez que acudía a la consulta de oncología recuerdo que me quedaba asombrado al ver la cantidad de personas que había. Un día me impactó especialmente una familia con niños que, al salir de la consulta, comentaban entre ellos que ese día no habían recibido ninguna buena noticia…

Un amigo me aconsejó encomendarme a Isidoro Zorzano, ingeniero en proceso de beatificación. Y así lo hice. Y también puse en manos de la Virgen de Torreciudad, a la que le tengo mucha devoción, mi curación. Unos meses después me pidieron que ayudara a atender una exposición sobre Nuestra Señora de Torreciudad. Y vi aquello claramente como una caricia de la Santísima Virgen, porque yo ya estaba recuperado del tratamiento y curado del tumor. Desde luego, estoy seguro de que fue Ella la que me libró durante esa temporada de la angustia que supuso todo el proceso, y también fue Ella la que me obtuvo de su Hijo la curación que conseguí. Desde entonces he acudido varias veces a su santuario muy agradecido. Por eso aconsejo a todos los que estén en situaciones difíciles que acudan la la Virgen de Torreciudad. A pesar de la oscuridad del momento, nuestra Madre está siempre a nuestro lado.

José Antonio Calvo Baena.