El obispo de Palencia y responsable de la Pastoral de la Salud en la Conferencia episcopal española, monseñor Rafael Palmero, dijo hoy en Torreciudad que «los enfermos, a menudo silenciosos o escondidos, son evangelizadores de primera fila en un mundo que sólo valora lo que le aportan la eficiencia o el placer».
Palmero presidió en el santuario de Torreciudad el Jubileo del mundo de la salud, dentro del programa conmemorativo de los 25 años del centro mariano, y calificó a los enfermos de «misioneros», «hombres y mujeres cuya existencia se ha hecho puro evangelio de vida en el dolor y la muerte». En referencia a las personas que cuidan de los enfermos, Palmero dijo que «los agentes sanitarios muestran el mundo el verdadero rostro de Cristo» y les animó a que «lo vean encarnado en vuestras vidas, cuidados y atenciones, en vuestra sonrisa y amor, en vuestra entrega total».
En su homilía, destacó que «en el dolor, el sufrimiento y la enfermedad el hombre experimenta la relatividad de su quehacer, con la sensación de haber perdido incluso su lugar en el mundo». El obispo explicó que la salud «es un bien penúltimo en la escala de valores, que se debe cultivar y considerar desde la perspectiva del bien total y por tanto espiritual de la persona. Es un bien penúltimo porque podemos perderla y, sin embargo, no perderlo todo». El obispo de Palencia se refirió a la indulgencia plenaria que se puede ganar durante este año y pidió vivir «la fuerza sanadora del sacramento del perdón y de la eucaristía».