Hace unos meses tuve una crisis de astenia crónica. Para aquellos que no están familiarizados con el término, se trata de una enfermedad de larga duración cuyo síntoma principal es un cansancio intenso que no mejora con el descanso, y que produce cierta incapacidad para desarrollar una vida con un ritmo normal.
El comienzo de los síntomas me resultó muy familiar, ya que hace varios años me habían diagnosticado Síndrome de Fátiga Crónica (SFC) y, tras un año muy difícil, pude recuperarme y volver a mi vida habitual. Sin embargo, este año los primeros dolores y la fatiga constante hicieron saltar todas las alarmas, y volvieron a aparecer viejos fantasmas en mí y en mi familia.
Tras días y noches de mucho dolor muscular, agotamiento constante y, sobre todo, agobio interior, mi esposo me propuso ir a Torreciudad a «robarle un milagro a la Virgen». Así que, al día siguiente, salimos para allá. Desde que subimos al coche mi esposo, mis hijos y yo estábamos convencidos de que María nos iba a conceder su ayuda e intercesión.
Pasamos un día completo en Torreciudad, delante de Ella, pidiéndole mi curación y agradeciéndole tantos regalos como nos da cada día. En lo personal, estar allí, aún con dolores fuerte y sin energías, me hizo experimentar en mi interior un gran alivio y consuelo. Me daba cuenta de que no estaba sola, y de que no hay ni una lágrima ni un poco de dolor que caiga en saco roto: de todo aquello Dios sacaba abundantes gracias.
Unos días después de la visita a Torreciudad estuve con un médico que me propuso un tratamiento alternativo para este tipo de diagnóstico, que no tiene medicación específica, y en mi caso ninguna de las que me habían indicado funcionaba ni calmaba los síntomas. Sé que la Virgen me puso en el camino a este médico, y gracias a ello hoy he recobrado la vitalidad y la energía de siempre. Mi hijo mayor, tiene 12 años, al verme nuevamente en pie, me dijo: «mamá, le «robamos» el milagro a la Virgen, hay que volver para agradecérselo». ¡Claro que lo haremos!
Eliana