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Puçol, Valencia, Comunidad Valenciana

 

En un ambiente festivo y de alegría, tuvo lugar esta peregrinación con la Patrona de Puçol el 13 de noviembre de 2001.

INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN

Cuenta la historia, que el ermitaño, natural de Puçol, Pedro Jerónimo Muñoz, veía caer, desde su residencia en la ermita de San Julián, cinco estrellas en las cercanías de El Puig. Tiempo después, éste trasladó su residencia a Puçol, en una ermita que el beato Nicolás Factor le ofreció, situada a los pies del Monte Picayo. Desde allí, continuó observando cómo las estrellas caían sobre la pequeña montaña del Cabeçol, en las cercanías del municipio de El Puig. Inquieto, se entrevistó con el anteriormente nombrado Nicolás Factor, quien le sugirió que cavase en aquel lugar. Para ello, el venerable Pedro Muñoz, consultó el caso con el Arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, quien por entonces era, además, Señor de nuestra villa. Éste le autorizó iniciar la excavación. Ese mismo día inició las tareas, que abandonó al anochecer, momento que fue aprovechado por dos jornaleros de la Alquería del Inquisidor para, con ánimo de robo, continuar cavando. Éstos, hallaron un retablo con la imagen de la Virgen María que sostenía a Cristo muerto en su regazo. Era el 6 de septiembre de 1570. Cuando al día siguiente regresó el ermitaño para continuar con su excavación, cuál fue su sorpresa cuando encontró el terreno saqueado. Marchose a Valencia, con la intención de informar a Juan de Ribera. Ambos regresaron a Puçol, con tal fortuna que dieron con los jornaleros autores del hurto, a quienes instaron a devolverles la imagen.

Según cuenta la tradición, la imagen hallada quedó en posesión de la familia de Pedro Muñoz, hasta que, transcurrido un tiempo, se produjo un incendio en casa del mismo, incendio del que la imagen se salvó. Como consecuencia, fue trasladada a la primitiva iglesia, donde se colocó en el nicho-hornacina sobre la puerta de la Sacristía. Las primeras celebraciones en honor a la Virgen datan del año 1600 aproximadamente. Estas fiestas por entonces ya se comenzaron a celebrar a principios del mes de Septiembre; se cree que en un primer momento eran dedicadas a los solteros, hasta que con el tiempo quedó establecido que el día 8 era celebrada con los festeros solteros, y el día 9, con las parejas de casados. Corría el año 1607, cuando la imagen fue trasladada al nuevo templo parroquial, recién inaugurado por entonces. Se colocó en una capilla lateral del mismo, y allí permaneció hasta que en 1936 fue llevada al domicilio de Juan Bta. Esteve Sanchís, donde permaneció hasta el 31 de enero de 1939, fecha en que se la trasladó a la residencia de Juan Bta. Piñol Torres, donde estuvo unos tres meses, exactamente hasta el 28 de Mayo de 1939, día en que se instaló en la capilla del Sagrario (con anterioridad, capilla de la Inmaculada). Nuestra Virgen fue declarada patrona canónica hacia el año 1925, y coronada como tal en 1970.

Ahora ya se sabe que el retablo encontrado es una masa de yeso y alabastro fundido en un molde. Durante mucho tiempo, se creyó que el material del que estaba construido era piedra, a juzgar por el aspecto que presentaba. Fue en el año 1664 cuando se descubrió que la imagen estaba hecha de alabastro. Después quedó plenamente probado que tanto las imágenes como la tabla estaban moldeadas en yeso, ya que el día 23 de Julio de 1746 se bajó la imagen del nicho, para, en presencia del entonces Arzobispo de Valencia, Andrés Mayoral, realizar las pruebas pertinentes. En aquellos años, era párroco del pueblo D. Tomás Corbea, quien, junto con un grupo reducido de personas, también estuvo presente durante la ejecución de las pruebas. La tabla y las figuras son de color moreno con brillo metálico. Parece ser que este tono conseguido se atribuye a la acción del tiempo.