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Barbastro, Huesca, Aragón

 

El 23 de mayo de 2015 la Asociación de Amigos del Pueyo ofreció una réplica de la patrona de Barbastro en una romería presidida por el obispo de la diócesis, mons. Ángel Pérez, en la que participaron los hermanos del Verbo Encarnado, que se ocupan del santuario del Pueyo, la Cofradía del Santo Sepulcro con sus tambores y muchas familias del Somontano.

 

INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN

La aparición de la Virgen del Pueyo data del año 1101, un año después de que el rey Pedro I conquistara Barbastro que había estado en poder musulmán, desde el siglo VIII. Un pastor, llamado Balandrán, natural de Morilla de Ilche, estaba apacentando un pequeño rebaño en el Pueyo. De repente llamaron su atención unos resplandores que salían de las ramas de un almendro. Allí estaba la Virgen y le manifestaba un mensaje que debía transmitir al Concejo y a la Ciudad de Barbastro. Pronto, según el deseo de la Virgen, se levantó una capilla en la cumbre del monte junto al almendro de la aparición. San Balandrán, ordenado sacerdote, fue el primer capellán del santuario, aunque la capellanía como tal fue establecida en 1251 por Jaime I mediante el que sería el primer documento histórico conocido sobre El Pueyo.

Un templo románico con su pequeño claustro sustituyó a la capilla, que pronto fue insuficiente. El templo románico dio lugar a un templo gótico. En 1680 el santuario es agrandado y remozado. En el año 1843, durante la desamortización de Espartero (1841-1844), un grupo de prohombres barbastrenses consiguió recuperar el Santuario para gracias a una rápida galopada entre ambas ciudades. La política de desamortizaciones pretendía vender en pública subasta los terrenos del clero y recaudar fondos para el Estado. Uno de los bienes subastados serían los terrenos del Monasterio de El Pueyo. Estaba previsto sacarlo en pública subasta primero en Huesca y unas horas después en Barbastro. Pero un grupo de vecinos de Barbastro se confabularon para impedir que estos terrenos cayeran en manos de personas o empresas ajenas a la ciudad. Así, se recaudó dinero y se decidió participar en la subasta con el fin de que estos terrenos fueran de propiedad municipal. Pero para ello había que saber cuál era la cantidad ofertada en Huesca, para horas más tarde subir la cifra en la subasta a celebrar en Barbastro.

Se estableció la siguiente estrategia: un jinete barbastrense acudiría a la capital para conocer la cifra pujada y después recorrer a caballo la distancia de vuelta. A lo largo de los más de cincuenta kilómetros se prepararon varios caballos para permitir al jinete llegar antes del final de la puja que se celebraba en Barbastro. Hasta hace unos años, se rememoraba anualmente este hecho histórico, con una carrera simbólica que salía de la Delegación de Hacienda en Huesca, con varios relevos para hacer la prueba más llevadera y participativa. Y una vez llegados al Santuario se entregaba a la Virgen una réplica del acta notarial de propiedad del Santuario para recordar que el esfuerzo de unos barbastrenses del siglo XIX permitió que hoy todos los vecinos del Somontano puedan disfrutar de este enclave. En 1889 se establece una comunidad de benedictinos, dieciocho de cuyos monjes fueron martirizados en 1936. Después de varios intentos de revitalizar el santuario con algunas órdenes religiosas, fueron los Claretianos los que se hicieron cargo desde 1962 hasta 2009, año en que toman el relevo los monjes del Instituto del Verbo Encarnado.