Pontmain, Mayenne, Francia

Varias familias francesas que veranean en la urbanización El Tozal cumplieron, el 10 de julio de 2011, su promesa de traer a Torreciudad una réplica de la Virgen que se venera en la localidad de Pontmain.
INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN
Nuestra Señora de Pontmain, también llamada Nuestra Señora de la Esperanza (en francés, Notre-Dame de Pontmain), o Nuestra Señora de la Oración (en francés, Notre-Dame de la Prière), más conocida como Virgen Madre de la Esperanza, es una advocación mariana reconocida por la Santa Sede a partir del pontificado de Pío XI. Luego de Nuestra Señora de Lourdes y junto con Nuestra Señora de La Salette, se trata de una de las tres advocaciones más representativas de Francia.
La Iglesia católica sostiene que la Virgen María se manifestó en Pontmain, Francia, el 17 de enero del 1871. En aquel invierno enmarcado por la guerra franco-prusiana, cuatro meses después de que Napoleón III cayera cautivo en la batalla de Sedán, el ejército prusiano dominaba dos terceras partes de Francia y se hallaba a pocas millas de la villa de Pontmain, de unos 500 habitantes. La gente se había cansado de pedir que la guerra cesara. Cuatro niños, Eugenne Barbedette, Joseph Barbedette, François Richer y Jeanneth-Marie Lebossé, declararon la aparición de una «bella señora» con los brazos extendidos, vestida de azul oscuro con estrellas doradas, un velo negro y una corona de oro. Otros dos niños, Eugenio Friteau y Agustín Boitin, se sumaron a los anteriores.
En sus testimonios, los niños manifestaron como mensaje escrito aparecido a los pies de la Virgen su deseo de que la gente rezara, de que pronto se les concedería lo que pedían y de que su Hijo (Jesucristo) se dejaba conmover. Al tiempo preciso de la aparición, el general prusiano Karl von Schmidt, presto a arrasar con el pueblo de Laval en dirección a Pontmain, recibió órdenes del alto mando de no tomar la ciudad. Finalmente, la invasión de Bretaña nunca se efectuó ya que once días después, el 28 de enero de 1871, finalizó el sitio de París y se firmó el armisticio entre Francia y Prusia. El obispo de Laval, monseñor Wicart, declaró las apariciones como auténticas.